Opinión

Nivel 4 de alerta antiterrorista

Nivel 4. Es la decisión tomada por las autoridades británicas tras el atentado de Westminster, subir al 4 el Nivel de Alerta Antiterrorista. Es el que se vive en España desde mayo de 2015, tras unos días de intensa actividad del terrorismo islamista, con atentados en Francia, Kuwait, Somalia y Túnez. Desde entonces, la mesa de evaluación de la que forman parte los organismos responsables de garantizar la seguridad de los españoles –Policía, Guardia Civil, CNI, Centro contra el Terrorismo y el Crimen organizado, Ertaintza y Mossos d'Esquadra- ha mantenido ese nivel aunque otros países europeos, entre ellos Reino Unido, lo habían bajado al 3.

En ningún momento ha barajado España elevar el riesgo al nivel al 5, que significa “atentado inminente” y puede implicar que se recurra al ejército para reforzar la vigilancia en lugares sensibles. No existe ninguna información que indique que España se encuentre en situación de peligro inminente, pero sí se ha prolongado la alerta 4 durante casi dos años porque el terrorismo yihadista obliga a adoptar precauciones máximas. Ningún país está libre de que pueda ser objeto de un atentado, y se ha preferido poner dificultades a los terroristas y fortalecer la seguridad.

Los cuerpos y fuerzas de seguridad de España, sobre todo el CNI, cuentan con un gran prestigio fuera de nuestras fronteras. La experiencia adquirida durante cuarenta años de terrorismo etarra, la apuesta por potenciar la formación de los profesionales dedicados a esa tarea tan vital y la apuesta también por acceder a la mejor tecnología a pesar de la eterna parquedad de los presupuestos, ha convertido al CNI en uno de los servicios mejor considerados del mundo. Hoy, cuando se produce un atentado como el de esta semana en Londres, el CNI está entre el grupo de los que comparten la información más delicada desde el primer momento.

OPTIMISMO DE WASHINGTON

La ciberseguridad es fundamental en la lucha contra el yihadismo terrorista, entre otras razones porque el ciberespacio es la principal fuente de captación de nuevos elementos susceptibles de incorporarse a las filas del Daesh. Docenas de miles de páginas, revistas, periódicos, folletos informáticos y manuales de elaboración de explosivos o de metodología para el asesinato rápido se encuentran en internet y, de la misma forma que los terroristas utilizan la red para expandirse, los cuerpos de seguridad españoles, al igual que los del resto del mundo, se han especializado en su detección, análisis y bloqueo.

La reunión de ministros de los 68 países que forman parte de la Alianza contra el Daesh, en Washington el mismo día del atentado de Westminster, finalizó con un manifiesto en el que se recogía que la influencia en internet del autodenominado Estado Islámico había disminuido, y se informaba con optimismo de los resultados de los últimos meses: el Daesh ha perdido el 60% del territorio que ocupaba, y cuenta con la mitad de combatientes que hace un año.

Uno de los elementos que más ha influido en el relevante papel de las fuerzas de seguridad españolas en la lucha contra el terrorismo islamista es su coordinación, que si tradicionalmente ha estado protagonizada por la rivalidad y los recelos entre policía, guardia civil y los servicios de inteligencia, hace tiempo que eso ha pasado a la historia.

Otro, fundamental, es la importante colaboración de los servicios de información marroquíes, que trabajan codo a codo con los españoles, e intercambian todos los datos de los que disponen por el control exhaustivo sobre aquellos elementos que trabajan en la captación de futuros combatientes, organizan los viajes a Siria y, si no se pueden impedir esos viajes, están pendientes de su regreso a Marruecos o España. Retornados decididos a cometer actos terroristas siguiendo las consignas recibidas y utilizando los métodos adquiridos en los campamentos del Daesh.

zonas de influencia

El trabajo no se limita al territorio español; aunque nadie confirma la presencia de españoles en zonas de influencia de los yihadistas Siria, Libia, Iraq, el Sahel- se da por hecho que la larga mano de los servicios españoles han llegado hasta allí. Sí se sabe que disponen de información excelente en el territorio de Mali controlado por los touaregs, pues se hizo un importante trabajo sobre el terreno cuando fueron secuestrados unos periodistas catalanes. Una vez liberados después de meses de cautiverio, se decidió mantener aquella infraestructura que tanto había costado crear entre otras razones por la complejidad de las comunicaciones entre los touaregs.

Se convino que, una vez salvados los obstáculos iniciales, era aconsejable aprovechar los conocimientos adquiridos en aquel terreno. Mali era el país que Daesh tenía marcado para crear su Estado, lo que impidió a Hollande enviar allí tropas que garantizarían el orden. Hoy existe allí un trabajo importante conjunto entre franceses, británicos, estadounidense y españoles

UNA PÉSIMA IDEA

A pesar de su buen trabajo, su coordinación, las estrechas relaciones con las policías y servicios de otros países, y la larga experiencia antiterrorista, nada ni nadie puede garantizar que en España no pueda cometerse el Daesh algún atentado. Lo ha intentado en varias ocasiones y se consiguió impedirlo, pero nada es nunca, completamente seguro y España no es una excepción.

Sin embargo dispone de elementos que le han convertido en un país más seguro que otros europeos que tradicionalmente contaban con policías de gran prestigio. Aparte de mantener el nivel 4 de alarma, que se ha demostrado es una buena medida, España ha intentado también contar con la colaboración de la propia comunidad musulmana, en lugar de demonizarla como han hecho dirigentes de otros países. Eso sí, defendiendo la necesidad de controlar de forma exhaustiva los refugiados que llegan de Siria e Iraq.

En ese sentido, se ha considerado una medida perniciosa la propuesta por el líder extremista holandés Geert Wilders, que proponía el cierre de las mezquitas en su país.

Una pésima idea pues su cierre provocaría la multiplicación de mezquitas clandestinas –hay multitud de ellas en España, como en toda Europa- que en muchos casos más que centros de oración y enseñanza del Corán son núcleos de captación de futuros miembros de la organización del Daesh.

Los españoles no tienen razones para sentirse seguros ante el terrorismo, nadie lo está, ni siquiera los musulmanes habitantes de países musulmanes, porque el Daesh siempre va más allá en su radicalismo, exige más y aniquila a quien no comparte su criterio.

Pero los españoles al menos pueden tener la certeza de que sus fuerzas y cuerpos de seguridad trabajan minuciosamente, su nivel de preparación es muy alto, asumen riesgos superlativos y conocen el funcionamiento interno del Daesh como pocos. Por eso mantienen un alto nivel de alerta mientras otros bajan la guardia.

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