Opinión

El príncipe y Cataluña

El príncipe ha viajado a Barcelona para presidir un congreso sobre telefonía móvil que durante varios días concentrará en la capital catalana a la mayoría de los grandes empresarios mundiales de esa industria.

Industria que va mucho más allá de la simple telefonía, investigadores punteros en la tecnología de las comunicaciones que han cambiado la forma de vivir en todos sus aspectos.

La presencia del príncipe en una cita de esa envergadura celebrada en una ciudad española se habría considerado no solo lógica sino indispensable.

Sin embargo, el hecho de que el congreso se celebre en Cataluña ha provocado que algunas voces critiquen que Felipe haya viajado a una región cuyos dirigentes promueven la escisión del resto de España.

Afortunadamente el príncipe de Asturias no se deja influir por quienes mantienen la política errada de marcar distancias con los que muestran desafecto. Todo lo contrario, busca el acercamiento para expresar así su convicción de que pertenecen al mismo grupo, al mismo proyecto, a la misma patria. Además, no quiere darles ningún argumento, ni uno solo, para que insistan en sus proclamas de que España nos roba, que fue la primera línea de actuación de los independentistas y, ahora, España no nos quiere. España sí quiere a los catalanes por la simple razón de que forman parte de España, y el príncipe, el futuro rey, así lo siente.

Por eso ha acudido a un congreso que habría inaugurado con igual naturalidad si se hubiera celebrado en otra parte de España; por eso habló en castellano, en catalán y en inglés por deferencia a los castellano parlantes, a los catalanes y a los importantes invitados extranjeros.

También, elogió en su discurso la apuesta de Cataluña por un futuro de emprendedores y empresarios. Lo que hace el príncipe cada vez que participa en un foro de esas características en cualquier ciudad. Idéntica forma de actuar, de defender lo nuestro ante los participantes extranjeros.

Todo gesto de hacer ver a Artur Mas que es un presidente de gobierno de una comunidad autonómica española, española, es un gesto inteligente, venga de quien venga, y más aún si se trata del rey o del futuro rey.

Es la actitud que ha mantenido siempre Don Juan Carlos y la que mantiene Don Felipe desde que asume mayores responsabilidades institucionales.

Un dato que demuestra que es la actitud acertada es que uno de los empresarios más influyentes de Cataluña, el conde de Godó, que sorprendentemente paras quienes le conocen de antiguo había puesto sus medios de comunicación al servicio de Artur Mas, ha organizado este martes una cena en su domicilio para el príncipe, con un puñado de importantes empresarios de Cataluña y del resto de España. Un gesto indudable de acercamiento a la Corona, con lo que significa respecto al independentismo.

Acercamiento, aproximación, diálogo. Sin concesiones de ningún tipo porque no se pueden hacer, pero sin romper amarras.

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