Opinión

Puigdemont gana de calle

El juez García Castellón imputa a Puigdemont y Marta Rovira por su vinculación con Tsunami Democratic, un grupo vandálico vinculado a Junts. El PP llevará al Parlamento Europeo el debate sobre la amnistía en España, y el sector conservador del CGPJ ha dado la campanada al solicitar la convocatoria del pleno para que se pronuncie sobre la amnistía, un revulsivo interno de imprevisibles consecuencias. Es la guerra. 

Hacer un pronóstico sobre cómo y cuándo habrá sesión de investidura de Sánchez es arriesgado, porque la situación cambia cada minuto. Imposible saber cómo van a acabar las negociaciones entre los enviados de Sánchez y Puigdemont; pero si se hace caso a lo que cuenta la gente de Junts, Puigdemont gana de calle a Pedro Sánchez. 

O Bolaños y Cerdán no han dado la talla, o tienen instrucciones de Sánchez, que ha decidido ceder, entregado al independentismo porque su prioridad es mantenerse en Moncloa. Ya no tiene otra salida, no puede perder el Gobierno cuando su imagen está por los suelos dentro y fuera del PSOE, dentro y fuera de España, por doblegarse ante un prófugo de la Justicia. Sigue pedaleando para no caerse, porque si pierde la presidencia, será un don nadie. 

Puigdemont, del que dicen en Cataluña que es un hombre de perversidad manifiesta, podría abrirle la puerta en el último minuto con un acuerdo que permita a Sánchez seguir en Moncloa, pero con su biografía absolutamente deteriorada por las humillaciones recibidas y por las ignominias que ha firmado, que afectarán ya para siempre a su carrera política. Si la tiene.

Hay que reconocer al independentismo que sabe pelear. Aragonés, de ERC, presidente de la Generalitat, ha conseguido una audiencia privada con el papa Francisco precisamente cuando Junts negocia con Moncloa contra reloj. Ante el papa ha defendido la amnistía y el referéndum. A ver si hay alguien en Junts que mejore esa baza. Pero Puigdemont no se queda corto: ha puesto sobre la mesa el lawfare, que en lengua española significa que la Justicia no debe actuar contra supuestos delitos que se producen en el campo político. Semanas atrás decían los socialistas que era un disparate, pero en Bruselas, a media tarde del lunes -las negociaciones son de ida y vuelta- afirmaban los portavoces de Junts que Sánchez había aceptado. Aunque la expresión correcta sería claudicado.

Francina Armengol ha decidido que todos los días serán hábiles en el Congreso hasta el 27, fecha límite para que Sánchez sea investido. Si no lo es, se convocarán elecciones de forma automática. Otra humillación por la que le hacen pasar los independentistas, llevar las negociaciones hasta el último minuto, no solo para poner a prueba sus nervios sino fundamentalmente para que toda España sepa quién marca el paso en las conversas con Santos Cerdán y Félix Bolaños.

Lo más probable es que en ese último minuto haya acuerdo y Sánchez sea investido presidente. Pero será un jefe de Gobierno que ha perdido la dignidad en el camino. 

Te puede interesar