Opinión

Rajoy y Sánchez se la juegan

Faltan cinco días para las elecciones vascas y catalanas y además de los candidatos se la juegan Rajoy y Sánchez. En buena ley se la juegan todos los españoles, porque del resultado depende que haya gobierno, pero los dos políticos encaran el 25 de septiembre con la convicción de que esa fecha va a marcar un antes y un después en sus biografías políticas.

Es injusto en el caso de Rajoy porque ha ganado dos veces las elecciones sin conseguir acuerdos con suficientes partidos de la oposición como para mantenerse en el gobierno, pero también tendría que reflexionar el PP sobre cuáles son las razones por las que no consigue esos apoyos. Sánchez en cambio empieza a transmitir una imagen patética, en la que abundan los sondeos publicados este fin de semana: el del dirigente que no tiene más objetivo que convertirse en presidente y es capaz de cualquier cosa con tal de impedir que lo sea quien le ha ganado en buena lid. Utiliza como argumento que el comité federal le puso excesivas líneas rojas, pero no engaña a nadie que no quiera ser engañado: solo tenía que convocar un nuevo comité federal de su partido, y presentar la propuesta de abstenerse en una sesión de investidura de Rajoy, que había sumado 170 votos. Una suma que, insinuaba Sánchez antes de que Rajoy la consiguiera, si la alcanzaba el presidente en funciones no se entendería que fuera bloqueada por los votos negativos de los socialistas. Pero en la actual dirección del Psoe prima la ambición del secretario general y parece no importar el destrozo interno del partido y el mal que provoca en todos los españoles el hecho de estar casi un año sin gobierno.

Rajoy es mejor gestor que político. Puede presentar un balance positivo de gobierno a nada que se analice con ojos objetivos; ha cometido errores como todo el mundo y ha resuelto unos asuntos con más éxito que otros. Pero le ha fallado su faceta política. No advirtió al convertirse en presidente que cuidar el partido, mimar el partido, era fundamental; no intervino con la contundencia necesaria contra la corrupción, confiando excesivamente en la honradez de quienes no eran honrados; y tampoco dio importancia a la comunicación, que es clave para cualquier gobernante. Pocos españoles son conscientes de decisiones y medidas de la máxima relevancia tomadas por el gobierno de Rajoy y aún siguen sin conocerlas. Po otra parte descuidó el trato con los medios hasta el momento de la campaña electoral, cuando el mejor Rajoy es el del trato personal. Multitud de creadores de opinión no han tenido oportunidad de cambiar impresiones con él hasta que era demasiado tarde. Si la han tenido.

Esta semana es clave para el presidente en funciones y para quien aspira a sustituir al presidente en funciones. El domingo 25, por la noche, los españoles tendrán ya una pista cierta sobre cómo se configura el futuro.

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