Opinión

Salva la cabeza

La dirección de Podemos ha decidido no tomar medidas contra Carolina Bescansa. Se rumoreaba su expulsión del partido, pero finalmente se la ha dejado sin castigo. Aunque queda el del ostracismo, que para un político significa lo mismo que acabar con su carrera.  

La otrora mujer fuerte de Podemos, la más fuerte, lleva tiempo caída en desgracia porque no se sumó a las adhesiones inquebrantables a Pablo Iglesias en las turbulentas semanas previas a Vitalegre 2, pero tampoco se pasó con armas y bagajes a las filas de Errejón, situada en un término medio que no siempre es lo más aconsejable en política, porque no se hacen amigos en un lado ni en otro. 

En los últimos tiempos la lejanía a Iglesias la acercó a Errejón, cosa que se comprendió bastante bien porque fue desplazada de sus áreas de influencia para ser sustituida por la nueva mujer más poderosa del partido y del grupo parlamentario, Irene Montero. En esa situación de debilidad, se conoció el contenido de un documento transmitido a través del servidor telegram que utiliza regularmente Bescansa, en el que desarrollaba una operación que tenía como objetivo desbancar a Pablo Iglesias de la secretaría general del partido.

Para investigaciones futuras quedará saber si fue error inducido, si confió en alguien en quien no debía confiar y que filtró el documento para dejarla fuera de juego, o si Pablo Iglesias, con tentáculos  en todas partes, le puso una trampa para que quedara  desarticulada en el futuro. 

Bescansa dijo desde el primer momento, e insiste en ello, que se trataba de un documento elaborado por su equipo, que ella desconocía, y que fue llevado a telegram por error. En cualquier caso ha quedado en entredicho y además absolutamente sola ante el peligro, porque conocido el documento a Errejón le faltó tiempo para aceptar un pacto con sus rivales en Madrid propiciado por Pablo Iglesias, y garantizarse así la candidatura a la presidencia del gobierno regional.

La dirección de Podemos ha decidido no tomar medidas contra Bescansa, aunque no ocultan que esperan su dimisión como diputada.  Bescansa sin embargo se ha apresurado a declarar que ni se le ha pasado por la cabeza dejar el escaño. Iglesias ha sido inteligente al no expulsar a quien había sido su mujer de confianza en Podemos: no se ha apaciguado el frente errejonista  pesar del acuerdo de Madrid, hay brechas abiertas en Andalucía y Cataluña y los sondeos auguran una bajada importante que puede provocar más huida de votantes de las que se preveía. Carolina Bescansa, además es persona querida  en el partido. O lo era.

Dicho esto,  la situación para Bescansa, aunque mantenga el escaño, es imposible. La experiencia indica que se sentará en el hemiciclo y cobrará su salario a fin de mes, pero su actividad  parlamentaria va a ser  nula, cero. Hasta que se canse. Si se cansa. Habrá que esperar por tanto a ver quién aguanta más.

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