Opinión

Santa paciencia

Pablo Iglesias ha respondido a la propuesta de Pedro Sánchez de ofrecer a Unidas Podemos un "programa común" con un tuit en el que con dos palabras define la situación que vive el dirigente de Podemos: "Santa paciencia".

Paciencia, santa o no santa, necesita Pablo Iglesias para mantener las negociaciones con Sánchez que no llegan a ninguna parte, y que hoy tendrán un nuevo capítulo con la presentación por parte del presidente en funciones de un programa "progresista" que según Sánchez no pueden rechazar las izquierdas.   

Pero paciencia necesitan también el resto de los españoles, ante unos líderes políticos que este verano más que nunca han demostrado una mediocridad irritante, que no se mueven por más interés que el de la ambición personal y política, y que han provocado un hartazgo y una decepción generalizada ante los dirigentes  actuales que nos han tocado en suerte. En mala suerte. Solo queda el consuelo de que por ahí fuera tampoco hay políticos que provoquen entusiasmo.  

Europa  ha dejado de ser lo que era, y los Estados Unidos han perdido prestigio e influencia con Donald Trump, mientras el gigante asiático se acreciente y antes de un lustro se habrá convertido en el continente que marca las pautas comerciales, empresariales y políticas en todo el mundo.  

Pedro Sánchez presentará  un programa  que desde Moncloa aseguran que incluirá importantes novedades y va a sorprender por sus contenidos. Ojalá sea cierto y de una manera o de otra tengamos gobierno de una vez, aunque hasta el momento las expectativas que marcaba  Sánchez dejaban mucho que desear. Ni gustaban a la izquierda que representa Podemos ni mucho menos gustaba a los partidos centrados.  Habrá que estar pendientes de  la reacción de esos partidos, pero no es descabellado pensar que si el programa es consecuente con la situación que vive España y Europa es posible que sean nuevamente rechazado por Iglesias, y si se escora excesivamente a la izquierda será el PNV el que se niegue a respaldarlo.

Dejemos sin embargo un margen de confianza a Pedro Sánchez aunque será mínimo, porque por mucho que esté convencido de que esta vez sí habrá acuerdo y por tanto gobierno,  necesita el apoyo o la abstención de los independentistas y del PNV, además del apoyo de Podemos. 

Y que la santa paciencia de Pablo Iglesias se convierta en santo entusiasmo para impedir así unas elecciones en noviembre que pueden ser letales para Podemos, hoy disminuido por los muchos y sonados abandonos y que recibió una estocada importante en las autonómicas  cuando Errejón tuvo más votos que Iglesias en Madrid.

Habrá que esperar al acto que protagonizará Sánchez en la estación de Chamartín. Sin logos, pero con la presencia de la dirección del PSOE y de las organizaciones sociales a las que ha pedido propuestas para el programa con el que quiere conquistar a  Pablo Iglesias. Así que la cosa está en "veremos qué pasa".

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