Opinión

Unió rompe la baraja

Tras décadas de amago de ruptura con Convergencia, que nunca se concretaron a pesar de las múltiples tensiones, finalmente Durán i Lleida ha decidido romper con CiU y tirar por la calle de en medio. Unió, o al menos la Unió presidida por Durán y Lleida, no formará parte de la federación y los tres consejeros de ese partido dejarán el gobierno catalán antes del fin de semana. Si no se producen deserciones, que en política no sería la primera vez que se ven disidencias cuando la dirección de una formación decide abandonar un gobierno y dejar en la calle a quienes ocupaban importantes cargos.

Josep Antonio Durán i Lleida no ha aceptado el ultimátum que le presentó CDC, el partido de Artur Mas, por el que le obligaba a aceptar su proyecto independentista antes de que transcurrieran tres días. Durán siempre dijo que era nacionalista no independentista, aunque en los inicios de que Mas pusiera sobre la mesa lo que llama “hoja de ruta independentista” se mostró más bien tibio. No se dio cuenta de que Mas iba en serio hacia la independencia –o pretendía ir- hasta que celebró el referéndum ilegal y, después, cuando de la mano de ERC anunció unas elecciones plebiscitarias para el 27 de septiembre de las que saldría una declaración unilateral de independencia. Entonces cortó por lo sano, se plantó frente a Mas… y se encontró con cierta contestación dentro de Unió que le llevó a convocar una consulta. La ganó por muy poco, por un margen tan estrecho que no pudo cantar victoria. Ahora, él mismo y su círculo más próximo han optado por la ruptura, pero no se ha pronunciado la última palabra.

No se ha pronunciado porque lo que importa ahora es saber hasta qué punto Durán i Lleida representa el espíritu de Unió. La consulta indica que el independentismo se ha instalado en parte de sus filas y con toda seguridad no logrará la obediencia de todos sus altos cargos. Y habrá que ver también cómo se articulan los ayuntamientos en los que gobiernan conjuntamente CDC y UDC –Convergencia y Unió-, e incluso qué ocurre con el grupo parlamentario catalán en el Congreso de los Diputados, que dirige Durán i Lleida.

Artur Mas y su independentismo se ha cobrado muchas víctimas, pero Durán es la principal cabeza que cae al negarse a aceptar ese proyecto. Se siente nacionalista hasta la médula y defiende más soberanismo para Cataluña y una fiscalidad propia… pero dentro de España.

No vale llamarse a engaño. España sufre un serio problema económico y de empleo, que poco a poco se va superando aunque todavía queda mucho trabajo por hacer. Pero tiene también España un muy grave problema con el independentismo catalán. Porque, en contra de lo que creen los que siempre ven el vaso medio lleno, Artur Mas no cede ni un milímetro. Mal asunto.

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