Opinión

El voto inútil

El portavoz socialista, Antonio Hernando, no tuvo su mejor tarde cuando calificó a Rajoy como un candidato “cansado”. Abundaba en la idea de que el presidente ha trabajado hasta la extenuación para conseguir sacar adelante un pacto que recibiera el respaldo parlamentario, mientras otros, por ejemplo el líder socialista, se ha dedicado a disfrutar del campo y playa empecinado en el “no”.

El discurso de investidura ha tenido un inicio sólido, de confianza en los españoles, un discurso en el que candidato ha expuesto los riesgos de no lograr gobierno. La exposición de su proyecto  de gobierno fue más tediosa, por suficientemente conocida, y de nuevo apareció el Rajoy más brillante al finalizar su intervención cuando agradeció los apoyos y pidió otros para  salvar los obstáculos actuales y que España eche  a andar.

Buscó frases contundentes  y calificativos incluso hermosos, de confianza en el buen hacer de los españoles,  y puso el acento sobre todo en lo que considera el principal problema de este país, la unidad territorial.

Se le notó cierta melancolía cuando  explicó que “no se le ocurría” mayor daño a la instituciones que “decir a los españoles que su voto ha sido inútil por segunda vez”. Y no le faltaba razón porque efectivamente el voto ha sido inútil incluso después de que su proyecto tuviera el respaldo de 170 escaños, más desde luego que los conseguidos por Pedro Sánchez cuando reivindicó su derecho a formar gobierno. Un Pedro Sánchez, por cierto, y conviene recordarlo, que dijo en público después del 26 de junio que si Rajoy alcanzaba 170 votos para intentar la investidura, él no iba a ser el problema. 

Explicaba Rajoy que se sometía a la investidura porque se necesita un gobierno con urgencia, porque los españoles han expresado su preferencia por el PP y porque no existe na alternativa razonable. Tres obviedades incluida la última: el Comité Federal socialista se ha a un pacto con los independentistas catalanes, es impensable que el PNV se sume a un pacto del que forme parte Podemos, y además, tal como están  las cosas en Podemos es difícil que Iglesias pueda garantizar el respaldo de las “confluencias”.Sobre todo visto lo ocurrido en Galicia.

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