Opinión

Maquillajes electorales

A estas alturas del pasado año estábamos aplaudiendo en los balcones y sin pisar la calle. Hoy la incidencia se pregona estable en toda España y se habla de relax con planes de desescalada y cuatro millones de personas inmunizadas; pero la gran verdad es que seguimos sin tratamiento curativo. Europa empieza una cierta normalidad y la India se encuentra en situación desesperada. La UE busca certificado verde digital de vacunación e inmunidad para junio; pero las discrepancias dividen a los países. La importancia del documento para la movilidad hace tomar partido a unos y otros. Se practica el juego de pulso en Bruselas mientras en España la fuerza de bíceps, hombro y antebrazo pasa por sus mejores momentos de la historia del bandolerismo con envíos de balas, navajas ensangrentadas y palabras encorsetadas en el odio. Son estrategias de onda de presión provocadas por la proximidad de las elecciones madrileñas. La  izquierda se localiza el pulso y hace frente común incitando cordones sanitarios que compongan el escaparate electoral y traigan sorpresa en la jornada de reflexión.

Lo que sucede en la capital de Madrid dispone de marca registrada en toda la piel de toro española. El eslogan “Madrid al cielo” es pancarta deliberante y hace daño al que no gobierna. Estos días en la capital de España se puede recibir la llamada telefónica del socialista Ángel Gabilondo pidiendo el voto, pero no se le puede preguntar por qué ha cambiado de opinión con respecto a contar con Podemos ahora sí y antes no. La grabación entra por los oídos y no tiene ahora mismo la misma tarifa que el servicio de correos con papel destacado en el fluir plebiscitario. Ni pago por sobrepeso ni control. Correos es más universal y podremos recibir en casa recuerdos personales de los candidatos para influir en nuestro voto. La imagen de recogida de un fusil en Correos terminará siendo reconocimiento de talento artístico y abogará por reducir la plantilla del monitoreo; pero seguirá siendo la primera empresa pública de España con uno de cada tres españoles recibiendo cada día una carta o un paquete.

Maquillar está de moda y no sólo en el lugar propio de lucir buena cara, como ha sido la 93 edición de los Óscar 2021. Ahí la alfombra roja lo exige y también lo reclama para dar color; aunque haya  sido el año de más baja audiencia. La compensación le ha llegado al elegido como mejor maquillaje. El cántabro Sergio López- Rivera se agarró a la estatuilla de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood por su trabajo en la película “La madre del blues”. Dio color al sudor y a la fealdad de una cantante. Aquí tapamos la evolución de las rentas, la temporalidad, la deuda pública o el envejecimiento demográfico. Tintamos el legado económico y laboral que heredan los jóvenes y no tan jóvenes. América premia el embadurne artístico y dentro de nada España reconocerá el trabajo de especialistas en untar y embarrar la política.

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