Las constituciones reivindican derechos, deberes y obligaciones del individuo y también la jurisprudencia constitucional e internacional más relevante. Un vistazo general evidencia que el uso cotidiano del término Constitución se refiere a todas las leyes supremas de los estados aunque no cuenten con separación de poderes. Aclarado esto hay que destacar que las Constituciones no han acabado con los incidentes y delitos de odio y discriminación que se producen en Europa. Hay pruebas tan calientes que el papa ha puesto los dedos en la llaga visitando el campo de refugiados en la isla griega de Lesbos. Se trata de refugiados que han perdido esa condición para convertirse en migrantes sin decisión propia y pendientes de un Pacto europeo por la Migración que admita su solicitud de asilo. Representan los olvidados, sin justicia y con caridad, en muchas ocasiones y no viven sino que sobreviven a su realidad, que está necesitada de lo más básico.
La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, repite que cada ser humano posee una solemne dignidad pero el pontífice ha venido a demostrar la indiferencia Europea. Son huidos de Afganistán por los talibanes, de Etiopía, de Iraq y del Congo, de Siria, de Somalia, de Pakistán y de Egipto. En su mayoría familias jóvenes con niños sin escolarizar a la espera de una revisión legal para ser repatriados. El papa Francisco insiste en que hay que detener este naufragio de civilización, que demuestra, no sólo en el continente europeo, un retroceso de la democracia y que el futuro sólo será próspero si se reconcilia con los más débiles. Frases, que vienen a ser los lemas de esta Navidad.
La oficina de Maite Pagazaurtundua, vicepresidenta de la Comisión de Libertades Civiles de la Eurocámara, ha elaborado un trabajo de investigación de más de 2 años sobre los incidentes y delitos de odio y discriminación que se producen en Europa desde 2015 hasta mitad del 2020 en Alemania, Francia, Italia, Hungría y Polonia. Se evidencia en él la creciente proliferación de discursos y manifestaciones de odio que contribuyen a la polarización y la hostilidad hacia el que piensa distinto. Todo ello para debilidad de la democracia. Bajo el título "Cartografía del odio" se hace un análisis sobre qué es el odio, sus raíces desde el punto de vista psicológico y desde el punto de vista antropológico, sus manifestaciones y los conceptos clave, las redes sociales como nuevas plataformas de odio y su regulación en Europa, entre otros contenidos. Toda una evidencia de que avanzamos en ataques en línea, imposición de lenguaje, vandalismo, disturbios, ataques contra el Estado de derecho, secuestros, suicidios, víctimas mortales de odio por racismo y xenofobia… Y, como consecuencia, retrocedemos en paz social, democracia y derechos constitucionales.
