Opinión

Tocan a volver

Un verano más se acaba; aunque a decir por los pronósticos va alargando su vida en el transcurso del año. La playa sigue estando donde la dejamos desde la niñez y las mareas acompañan sus marcas con la repetición de lo conocido. Ponemos pie de regreso de este agosto, el primero tras la pandemia, que nos deja a los periodistas a los pies de los caballos. Salvo conversión como la de San Pablo con su caída en el camino de Damasco el Anteproyecto de Secretos Oficiales, cuyo trámite empieza en septiembre, supondrá que discrepar o informar de lo que no interese al Gobierno será motivo de sanción porque puede poner en riesgo la seguridad del Estado o los intereses fundamentales de la nación. Al gobierno de coalición le interesa derogar esta ley franquista, que fue reformada 10 años después. El Anteproyecto de Ley de Información Clasificada llega por vía de tramitación urgente, tanto que el texto fue presentado en agosto, mes inhábil por vacaciones y  sólo se ha permitido una semana para presentar alegaciones. El modo de proceder habla por sí solo. ¿Cómo puede salir adelante sin apoyo del principal partido de la oposición?

La ley de Secretos Oficiales es de 1968; pero la misma Ley de Prensa, en vigencia, es de 1966. ¿Qué se quiere con ello? Piense y acertará si lo enlaza con la  continuidad a la aprobada Ley de Memoria Histórica del presidente Luis Rodríguez Zapatero en 2007. El enfrentamiento entre las dos Españas ha dado lugar a cambios en el nombre de calles, siempre relacionados con la izquierda. La Ley también ha trasladado a Franco del Valle de los Caídos con la futura repercusión en la basílica católica y la abadía benedictina. Mirando a ese futuro hace unos días el ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, viajaba al Vaticano para negociar la expulsión de los monjes del Valle de los Caídos. La Ley de Memoria Histórica de Zapatero es hoy Ley de Memoria Democrática del presidente Sánchez, que dice profundizar en la política de reparar la memoria del Estado en favor de la verdad, la justicia, y el deber como garantía de no repetición. Bolaños encabezó la delegación española que participa en el octavo Consistorio del Papa Francisco. Es la segunda vez que visita el Vaticano en menos de dos meses y medio. Cinco ministros y exministros lo han hecho desde junio de 2018, que Pedro Sánchez es presidente. Veremos  si es casualidad que esto ocurra en el momento que corren rumores hablando que el octavo soberano de la Ciudad del Vaticano podría dejar su silla. Para Francisco I una de sus principales preocupaciones es la persecución a los cristianos en el mundo, y ello debería ser de suficiente compromiso para quedarnos en paz y confiando en la marca conocida como efecto Francisco.

Te puede interesar