Opinión

Metáfora

Creo que las ingenierías mantienen en nuestro tiempo un prestigio extraordinario. Todos, yo primero, creemos a pie juntillas en las matemáticas gracias a ellos.  Por eso cuando ocurre algo como en la A-6 nos sobrecogemos, llenos de admiración. Nos resulta increíble, pero percatados de que es una obra humana, damos por hecho que todo puede ocurrir, aunque carezca de aparente lógica.

No creo que tenga yo derecho alguno a opinar sobre un hecho tan poco frecuente, puesto que no sé nada sobre desgaste de los materiales, sobre tierras arcillosas, ni sobre la sostenibilidad sobre los feldespatos.

Sólo me animo a escribir sobre ese universo de la ciencia aplicada atrayéndolo a éste de la literatura. Creo que podemos considerar ese hecho turbador, como una metáfora de este nuestro mundo circunflejo, insólito, o por lo menos chocante. 

Me temo que, igual que se vino abajo uno u otro viaducto, estamos siendo testigos de que se están derrumbando en este mundo lo que han sido a través de los siglos, desde los clásicos, los fundamentos de las relaciones sociales. Vamos… me parece a mí.

La humanidad, aparte de artefactos (aquello hecho con arte) construye también su pensamiento. Desde una u otra perspectiva construye asimismo una ética, que viene a ser una forma adecuada de comportarse. E incluso de sentir. El mundo será de una forma, pero nosotros lo percibiremos según nuestro orden de valores.

Los humanos nos comportamos según una ética. Nuestras costumbres crecen sobre ella. La costumbre, tengo entendido, se convierte con el paso del tiempo en ley. Los romanos ya lo sabían y además de las calzadas, crearon un Derecho que aún perdura. Muchos intentaron una u otra ética. A lo mejor ni hemos de ir tan atrás y basta con acudir a 1789 mientras nos preguntamos si estamos viviendo en este mundo tan guapo con un plan que consiga personas más libres, más iguales, más fraternas. Juan XXIII que era un anciano gordito, risueño y santo, escribió una ética para la paz: “Pacem in Terris”.

No me hagan mucho caso, pero tengo la sensación (que viene a ser una ocurrencia nacida del corazón) de que se hace necesaria una revisión, a nivel mundial, de todas las instituciones. De la Educación (conviene saber para qué educamos, qué ser humano pretendemos), de la Religión (conviene saber de dónde procede su actual inacción que le da ese aspecto de institución pasmada), del Derecho (volviendo a ser, en caso de que no lo sea, el protector de los débiles).

La gente precisa que el mundo vuelva a ser pensado. Tal y como vamos…  se nos puede caer en cualquier momento. Sería una pena. Esta guerra sin sentido, ninguna guerra lo tiene, nos está avisando a voces. Este clima atolondrado también chilla asustado. El enorme grito que suponen tantos suicidios, también hemos de escucharlo.

Conviene repensar para diseñar el mejor camino. De otra forma el desconcierto seguirá generalizándose y caminaremos, como empezamos a hacerlo ya, al tuntún como pollos sin cabeza. Es fácil y estamos a tiempo.

He dicho repensar. Seguro que ni hará falta “resetear”. Como optimista lo supongo, pero ¿quién sabe?

Me preguntaba si debería titular este artículo como lo hice o si sería más apropiado escribirlo como El Juego de la Oca.

 De puente a puente nos llevará la corriente.

Te puede interesar