Opinión

Ponga un chip en su cerebro

Si no estuviese prohibidísimo emplear términos como atardecer, como soñar, como felicidad, diría que la tarde estaba preciosa. Pero claro una frase así sólo podía encontrarse ahora en aquellos viejos libros de la Inútil-teca, aquellos que escribieron los despistados homínidos del siglo XX y XXI.

Aquel año equivaldría al 3330 después de Cristo, como contaban en otro tiempo. Ahora la referencia es el año del descubrimiento del computador atómico. Después de aquel decreto tan reconocido por la humanidad, aquel que hizo inútiles las religiones, se superaron los viejos mitos, se superaron los tabúes y se encaminó a los seres humanos hacia esto. Según consta en los archivos electrónicos, las cosas no tenían sentido. Ahora, en cambio, es todo perfecto. Gracias al Chip que cada ser lleva inserto en su cerebro.

Digamos que aquello que en el pretérito se llamó humanidad es ahora sólo un desierto. Importa ahora mismo el “yo, mí, me, conmigo” que sustituye a aquellos viejos vocablos tan desguarnecidos que pretenden describir lo que yo soy y siento. Aquellos como comunidad, solidaridad, amigos, o abiertos.

Cómo cambió el ser humano. Cómo comparar aquellos siglos con esto. Sólo baste meditar sobre cómo cambió el concepto educativo desde aquel 2024, mes de enero, verdadera fecha del Descubrimiento, cuando implantaron el primero a nivel cerebral en un efímero. Digamos que “efímero” es la denominación moderna que sustituye la antigua y ya obsoleta, de “humano”.

Los efímeros pequeños ya no necesitan en éste 3330 ir a lo que entonces era una escuela. Aquellos antiguos memorizaban las tablas de multiplicar y escribían, sumaban y restaban las letras y los números. Ahora mismo en ese infinitesimal chip de silicio, ya se contiene una infinita memoria, un generador de gráficos, un administrador potentísimo de energía, radios inalámbricos. A los que antes se les denominaba “maestros” se les denomina ahora, con propiedad, como “facilitadores”. Su función no es enseñar porque ya se sabe todo. 

Expliquemos algunas características de los efímeros:

Los efímeros no comen porque programan el hambre y ya si eso consumen raciones de cobalaminas que producen glóbulos rojos, ADN, ARN y control de los tejidos nerviosos. Muy adecuadas son las vitaminas de origen bacteriano. Todo programado, estudiado y perfecto.

Los efímeros no cantan. Tienen prohibido hacer sonar incluso la música clásica, pues podría perturbarse el Universo.

Se han eliminado muchas cosas como los Congresos. Como todo está controlado por los drones o por las naves que circunnavegan controlando esto o aquello. Los controladores que son capaces de detectar si algún efímero piensa de manera extraña. Es un trabajo fácil. Se toma al individuo se le arranca el chip defectuoso y se tira a la basura. No al chip sino al efímero incongruente con este mundo de transistores y componentes electrónicos. 

Los efímeros no lloran sólo suspiran si no llegan a conseguir un nivel A en el Chip de su cerebro. Ponga un chip en su cerebro, es lo más moderno.

Con todo… aquel efímero ya era demasiado viejo y gustaba de escribir la palabra “amor” en el vaho que dormitaba en el espejo. Un amor imposible en aquel malogrado cosmos que vino a ser tan siniestro.

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