Opinión

Africa Mon Amour

Al continente negro los países occidentales; es decir, los espabilados, los colonizadores, en muchos casos, los salvajes, no hace falta recordar la tragedia, entre otras, a principios del siglo XX, del Congo Belga con millones de víctimas; han entrado a saco en busca de sus materias primas, minerales, madera, caucho, metales, petroleo, etc., desde tiempos inmemoriales. Entre las ambiciones de unos y de otros, y la paranoia que automáticamente surge cuando se mezcla el fanatismo de cualquier religión con la barbarie y la incultura, hemos dejado el continente africano, con raras excepciones, prácticamente inhabitable.

Como muestra de lo dicho anteriormente, no tenemos más que comprobar como muchos de los refugiados que están llegando estos días a Europa, rechazan con inusitada violencia, a pesar de que vienen hambrientos, los alimentos que les proporciona la Cruz Roja, por el mero de hecho de que venían en unas cajas con el símbolo de otra religión, la cruz. Esto sí es tener fe. Alá debe ser grande.

No cabe duda que los humanos, en ciertos aspectos, es la especie que peor se organiza para vivir en comunidad; nada que ver con la convivencia de miles y millones de animales y animalitos que viven con sus salvajes y naturales reglas pero que viven organizados en colmenas, hormigueros, manadas, rebaños, etc.; porque, a las dificultades lógicas que inevitablemente surgen en cualquier comunidad, se añade el componente de imbecilidad que solo los humanos llevamos incorporados en nuestros genes.

La única forma de solucionar la lógica estampida humana que se está produciendo en estos días, escapando de sus desgraciados países en guerra en los que no pueden vivir, (soñarian con poder hacerlo en cualquiera de los pueblos abandonados de este país en donde nuestros jóvenes se deprimen) no es poniendo barreras ni alambradas de espino en nuestras fronteras europeas, si no, actuando como si tuviéramos alas, con las que estas medidas no serían eficaces, y el imbécil del Donald Trump no estaría pensando en levantar más muros, porque los mexicanos y suramericanos se las sobrevolarían dándoles espectaculares y rasantes pasadas; es interviniendo en sus países de origen de la misma forma que no dudamos en que la policía de cualquier país, está legitimada parta irrumpir en una casa en la que un loco está amenazando a una familia, o en llamar a la UME para que nos apague un icendio que otro loco ha provocado.

La llamada de África ha estado tradicionalmente unida a la colonización, explotación, saqueo, esclavitud, y similares, y en el mejor de los casos, a expediciones de aventuras, rallys, safaris , y demás entretenimientos para ricos turistas. Por una vez, vayamos a África a ayudarles, La ONU, OTAN y demás organizaciones internacionales, debieran servir para algo más que ser privilegiados destinos para millares de funcionarios. Utilicemos, si no hay otra solución, los ejércitos bajo la protección de estos organismos, sin echar cuentas de si es rentable.

Muchas cigüeñas han dejado de emigrar porque en invierno encuentran comida en nuestros campos y vertederos. La naturaleza es así de simple. Y estas cosas, al final, se arreglarán por sus normas.

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