Opinión

Carsharing

Tal vez debiera disculparme por encabezar el artículo con esta palabra inglesa, pero tendremos que admitir que, sobre todo en la actividad comercial-financiera, el inglés se ha impuesto en el mundo, así que no tenemos más remedio que irnos acostumbrando a esta palabrita, como lo hacemos con cash, leasing, renting, etc.

Normalmente, estas nuevas formas de prestar unos servicios que tradicionalmente se hacían de otra manera suelen ser, además de innovadoras, más prácticas y eficientes que las que hacíamos habitualmente; pero, como pasa siempre, unas modernidades son buenas y otras no tanto.

Si vamos al diccionario, carsharing lo podemos entender como una forma de compartir un coche. Bien, lo de compartir, en principio, suena bien, es más, podríamos decir que es ideal, sublime, progresista y cosas así.

 En una civilización más avanzada, sobrarían coches, chalés, pisos, incluso dinero, policías y juzgados; si tuviéramos el nivel de educación necesario como para poder estar tranquilos, sabiendo que nuestro vecino nos va dejar el piso, coche o chalé en perfecto estado. Pero este es el problema, porque, hasta que no alcancemos ese nivel de civismo que obviamente hoy no tenemos, de la misma forma que no concebiríamos que el camarero nos sirva en una mesa sin que antes nos la limpie y nos cambie el mantel que tenían los anteriores clientes, o que en un hotel nos den una habitación sin haber cambiado las sábanas, aquí, nuestra aplicación de carsharing nos va permitir el acceso a un vehículo que lo acaban de dejar, sin que exista una mínima revisión ni siquiera limpieza, disponiéndonos a ponerlo en marcha sin saber nada del anterior conductor o conductora, del tiempo que llevaba con él, de su salud, de sus costumbres, de su educación ni de su oficio.

Reconozco que esta actividad se ha puesto de moda sin que entendamos demasiado en qué consiste el negocio y han proliferado las aplicaciones de carshering: Car 2go, Zity, Free2, Wible, etc., y últimamente Voltio, de la Mutua Madrileña, con miles de coches estacionados por las calles, al menos de Madrid.

Sé que esta moda es un progreso y no quiero que me digan que no soy progresista, faltaría más, pero creo que un servicio público que, al fin y al cabo, por mucho que lo digamos en inglés, es el carsharing, tendría que tener como mínimo un nivel de supervisión y control que, con mucho menos riesgo, exigimos a un bar o a un hotel.

Te puede interesar