Opinión

De libre designación

En unas declaraciones que hacía recientemente Cristina Cifuentes, presidenta de la comunidad de Madrid, que por lo visto, no se ha ido de vacaciones, presumía que por primera vez, los directores de dos grandes hospitales de Madrid, habían sido elegidos por sus méritos, por su trayectoria profesional, por su valía, es decir, que se habían nombrado siguiendo un criterio lógico, elemental, teniendo en cuenta su carrera, su “curriculum”, como se haría en cualquier empresa, no por el sistema tradicional de nuestra Administración , cuando no hay oposiciones de por medio, es decir, mediante el llamado de libre designación, que viene a ser lo mismo que “ a dedo”, por “enchufe” o similares expresiones.

El mero hecho de dar esta información como si fuera un acontecimiento digno de una conferencia de prensa, nos demuestra las raíces profundas de la corrupción en las que se asienta nuestro sistema, la utilización del término de libre designación ya implica un grado de discrecionalidad que nunca debiera existir en la Administración de un país que se considere verdaderamente democrático; en tu casa, o en tu empresa, podrás hacerlo, tendrás únicamente que darle explicaciones a tu socio, socia, consejo de administración o asesor, pero cuando se trata de una actuación en el ámbito de una entidad pública, nunca podrás hacerlo con toda libertad porque cualquier vecino está legitimado para pedirte explicaciones. 

Aunque el nombramiento de un cargo de libre designación, en principio, no se puede considerar como una actuación fraudulenta, en ocasiones si lo ha sido, por haber seguido criterios no basados en la profesionalidad, si no de clientela, amistad o parentesco, en todo caso, esto es lo que hay, mejor dicho, es lo que hubo, porque no cabe duda de que la forma de que cambien las cosas es a base de insistir en lo que se está haciendo, es decir, descubrir a los corruptos y procesarlos como es la práctica actual; sé que para mucha gente esto es una ingenuidad, pero hay y una realidad que no se puede rebatir; nunca hubo tantos políticos, de izquierdas y derechas procesados y en la cárcel como en estos tiempos; de acuerdo que para muchos esto no es suficiente, pero tendremos que reconocer que este es el camino, no hace falta ni la cárcel, el principal castigo es la publicidad, esto es lo fundamental, en esto se basa todo, estoy seguro que la gran mayoría de los casos de corrupción no existirían si los corruptos tuvieran la mínima sospecha de que algún día sus actuaciones delictivas iban a salir a la luz; porque lo del dinero está muy bien tenerlo , de acuerdo, pero si ya no vas a estar tranquilo el resto de tu vida pensando que en cualquier restaurante de la playa te pueden poner la cara colorada llamándote chorizo, ya no merece la pena tenerlo, si te tienes que esconder para disfrutarlo, si no tienes la libertad de salir a la calle para darte un paseo por tu ciudad, lo del dinero se queda en un segundo plano, cualquier paisano que esté jugando tranquilamente al dominó en el bar del pueblo, es más rico que tú.

Lo de pringarse todavía podía tener algún sentido en la oscura época aquella en la que alguno podía decir tranquilamente “Vd. no sabe con quien está hablando”, cuando sabías que cualquier denuncia no iba a prosperar, ni un periódico publicar tu reclamación, porque todo estaba basado en la ocultación y en el disimulo, solo lo sabía el del confesionario, pero hasta aquí había bula, “pecado oculto es medio perdonado” , pero con los medios actuales de difusión, de libre acceso para cualquier ciudadano, hay que ser muy osado y muy cutre para apuntarse a concejal tratando de conseguir dinero para tu “buchaca”, adjudicando una obra, eran otros tiempos que tengo la esperanza de que ya no volverán porque ahora no hay confesiones, de acuerdo, hay negaciones, pero , al mismo tiempo, ahora hay muchos más medios para obtener pruebas y publicarlas.

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