Opinión

El tuit

Hay que reconocer que esto del tweet, tuit para los amigos, tiene sus ventajas. Si Franco hubiera tenido una cuenta de tuiter al estilo de Trump o Rajoy, por ejemplo, los Principios Fundamentales del Movimiento, al menos, serían más cortos. Todos decimos tonterías, incluso gilipolleces, unos más y otros menos, eso sí, pero cuando se escriben, no tiene solución, ya no vale aquello de, me entendiste mal, yo no dije eso, y cosas así.

La Universidad de Barcelona ha destituido, bueno, supongo que no será del todo, siempre encontrarán la fórmula para que siga cobrando, al profesor Jordi Hernández Borrel, que en un tuit en catalán en el que curiosamente, oculta el apellido Hernández , esto del catalanismo no tiene arreglo, insultó gravemente al líder de los socialistas catalanes, Miguel Iceta Llorens. Posteriormente, ya en castellano, escribe otro tuit disculpándose: “Quiero pedir disculpas a todos y todas las personas que se ofendieron con razón. Especialmente a Miguel Iceta Llorens. El tuit fue una metedura de pata, les pido perdón públicamente”. 

En fin, al menos en este caso ha tenido el detalle de corregir el error, lo peor es cuando se insiste en él y no se percibe que exista voluntad alguna de corregirlo; si volviera a nacer volvería a hacer lo mismo, suelen decir muchos personajes que están seguros de las decisiones que toman, sobre todo los fanáticos, que no dudan de que es mejor cambiar la embajada americana a Jerusalén aunque sea el origen de un imprevisible conflicto, o declarar una guerra o una independencia de un territorio en contra de la opinión de la mitad de sus habitantes. De estas terquedades tenemos un surtido ejemplo a través de nuestra historia en la que hemos podido comprobar cómo se han ido al infinito y más allá gente toda convencida de que habían hecho una gran obra cuando el paso del tiempo ha demostrado que hubiera sido mejor que no estuvieran tan seguros de sus ideas.

Las nuevas tecnologías han revolucionado nuestra vida abriéndonos grandes posibilidades en todos los campos, pero también nos han traído pruebas de que la imbecilidad humana no solo no remite sino que da la sensación de que avanza sin control cuando vemos a protagonistas de acciones aberrantes; crímenes, insultos, amenazas, violaciones, etc, que se empeñan en grabar y dejar constancia de sus acciones como si nos quisieran demostrar que están orgullosos de lo que hacen.

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