Opinión

La última aventura

Siempre será un enigma el saber cuando un niño o una niña, porque estas cosas surgen a muy temprana edad, se aficiona a la lectura, o a la música, a la pintura, a la montaña, al fútbol, tenis, atletismo, a las motos, bicicletas o a los coches; quiere ser maestro, empresario, político, médico, bombero, artista, policía, monja, o misionero. Algunas veces esta afición, vocación o como quiera que le llamemos, se hereda y está inculcada por el ambiente en que se ha criado, por su educación, estudios o trabajo, pero otras veces nunca sabremos el origen de esta afición.

El próximo mes de junio se celebrará la cincuenta edición del Rally de Ourense. Está claro que la afición al deporte del automóvil en Ourense ha venido de la mano de nuestro inolvidable Estanislao Reverter que en los años sesenta del pasado siglo fundó, según leo en internet, la escudería Ourense en compañía de José Luis Outeiriño, Alfonso Bouzo, Emilio Pérez Nieto, Antonio Fraga y otros.

Increíblemente esta escudería ha podido seguir organizando, a pesar de las grandes dificultades, nuestro querido rally año tras año, gracias al entusiasmo y afición por el automovilismo de gente irrepetible como Antonio Colemán, Gonzalo Belay o Adolfo R. de la Rúa que relevaron a los fundadores para enlazar con el equipo actual capitaneado por Toni Fernandez con Manolo Canabal, Julio Bouzo, José Ramón González, Alejandro Fraga, etc. A todos ellos, a los de antes y a los de ahora, nuestra admiración.

Las aficiones son las que son, nunca sabremos como sería nuestra vida con otras aficiones, de la misma forma que tampoco lo sabremos de como hubiera sido nuestra existencia con otras culturas, costumbres, religiones, profesiones o compañías, aunque al final el resultado va a ser el mismo, no sé si me explico, por lo que debemos estar conformes con lo que nos haya tocado. Por su puesto que la afición a los coches es ingrata en ocasiones, pero también tiene su parte positiva, en primer lugar te educa, no tenemos más que ver a nuestro campeón Fernando Alonso en la anterior carrera en la que no pudo siquiera terminar la vuelta de reconocimiento, resignado, abatido, pero sin un mal gesto, aquí no hay que ir en busca del árbitro, ni pedir el ojo de halcón, ni gestos de chulería, ni golpear el pecho, ni calladas al público, aquí te vas para casa, simplemente. Por eso cuando ves a estos conductores, por llamarles de alguna manera, utilizar un coche sin estar en condiciones, les pondría en una aislada pista, pudiendo ser nevada, y les cronometría el tiempo, seguro que aprenderían a respetar el hecho de conducir, y tal vez espabilarían y se harían prudentes.

Por esas cosas de la vida y de la muerte y, contradiciendo al poeta, la vida no es un sueño, éste es lo más parecido a la muerte, la vida es un juego y el juego es competir, no en vano todos procedemos de un rally de espermatozoides, quedamos unos cuantos supervivientes, pocos, de los que tomamos la salida en el primer Rally de Ourense aquel día uno de julio de 1967 desde la Plaza Mayor, entre ellos un servidor y mi compañero ese día, en aquel Austin Healey 3000 descapotable y que es el único piloto orensano que ha ganado esta prueba, José Pavón. Pues bien, debido a una filtración, de las que están ahora de moda pero con otros fines, apareció el rumor de que algunos supervivientes de ese primer rally están dispuestos a inscribirse con los últimos números del próximo, incluso ganarlo, si los demás van des-pa-cito, si pasan todos los controles, y consiguen las autorizaciones deportivas, médicas y familiares y también si encuentran una marca, grupo o similar que confíe en el retorno publicitario de patrocinar esta última aventura, un auténtico récord. ¡Una cadencia de cincuenta años¡ Total nada, y que si veinte años no es nada, como decía el tango, cincuenta años lo es menos.

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