Opinión

Mal sitio para nacer

Es posible que podamos adivinar fácilmente el lugar en el que nos vamos a morir, sobre todo si nos estamos quietos y no viajamos muy lejos, pero del sitio en donde hemos empezado a respirar, ninguna información, aunque haya sido un dato fundamental en nuestras vidas. Venir al mundo en Nigeria, al menos en la zona controlada por ese loco fanático, Boko Haram, es una tragedia. Leo con estupor que esta bestia, con perdón de las bestias, en el primer trimestre de este año, ha hecho estallar veintisiete niños convirtiéndolos en bombas ambulantes mediante explosivos adheridos a sus infantiles cuerpos.

Creo que ya somos mayoría los que hemos dado por buena la teoría de la evolución de Darwin en el sentido de que, más o menos simplificada, procedemos de los monos, vamos. Contemplando una fotografía, ( si es el mismo, ya que de vez en cuando dicen que lo matan) del Loco, digo del Boko Haram alzando su fusil, cualquier duda sobre dicha teoría queda despejada, y no es porque este fanático sea negro no, sabemos perfectamente que estos especímenes pueden darse en cualquier raza y en cualquier lugar, solo que en ciertas zonas estos iluminados están fuera de control y el estado de derecho que podría poner fin a sus desmanes no tiene la estabilidad ni los medios necesarios para hacerlo y los países que podrían conseguirlo no tienen el interés económico suficiente que les motivaría a intervenir, siguiendo en cierto modo también a Darwin, en el sentido de que hay especies que no merecen la pena. No sé si me explico.

Esto de que procedamos de los simios no sé si es bueno o es malo, pero tendremos que reconocer que es un poco más lógico que las propuestas que las distintas civilizaciones, culturas y religiones nos han proporcionado sobre el origen del hombre desde la noche de los tiempos, siempre fundamentadas en el poder de un ser superior, algo así como de un mago, haciéndolo surgir de barros, humos, costillas, apariciones, reencarnaciones, etc. Sí, definitivamente, lo del mono lo veo más lógico, tenemos que reconocer que es la especie que más se nos parece, y en muchos casos podemos comprobar que con un ligero “restyling” podríamos incorporarlo perfectamente a ciertas comunas.

Claro está que la diferencia que pueda existir entre las distintas especies consistirá en el nivel de inteligencia que pueda tener un determinado ser en relación a otro, pero cuando comprobamos que las cosas más importantes que hacemos en esta vida, como son el hecho de nacer, andar, comer, dormir, matar, morir o reproducirnos, se consiguen con el mismo nivel de inteligencia que tiene un perro o un mono, por ejemplo, vemos que ese diferencial de inteligencia con el “homo sapiens” puede ser mínimo, es más, cuando esa “dosis” diferencial de inteligencia, no alcanza un nivel suficiente, puede resultar fatal, incluso negativa, porque no hace falta mucha sabiduría para apretar un gatillo, coger un machete, poner una bomba o arremeter con un camión contra una muchedumbre, cosas para las que se necesita alcanzar ese nivel mínimo de inteligencia que no tienen los simios, pero ese precisamente es el gran problema, porque lo primero que descubren estos cuasi-monos, es comprobar lo fácil que resulta matar gracias a esa incipiente inteligencia utilizando sus bombas, machetes o fusiles, sobre todo cuando se mezclan con ideologías, religiones, dioses, ambiciones, profetas, milagros, fronteras, y demás empanadas mentales que los que llamamos animales irracionales afortunadamente no tienen. Al menos de momento.

Te puede interesar