La principal característica de la condición humana es que te pasas la vida tratando de mejorar la situación que tienes en cada una de las etapas de esa carrera en la que te han obligado a participar desde el día en que te pusieron al nacer en su línea de salida; de la misma forma que te ves obligado a nadar al ritmo que lleve la corriente de ese río al que un día te hayan podido empujar. Hay cosas que nunca van a cambiar.
La naturaleza ha organizado este tinglado a su manera, a su bola, ella tiene sus normas, sus tiempos, de vez en cuando un vendaval, una gota fría, un terremoto, un tsunami o un infarto, lo que sea, le da igual, ni consulta ni da explicaciones, ni cambia, por mucho que se hable del cambio climático, estamos como hace siglos, aunque temporalmente nos puedan aparecer signos alarmantes pero que la naturaleza los corregirá ella solita sobre la marcha, como hizo siempre, cuando le parezca oportuno, cuando se lo indique su reloj, porque ese es el problema, ella tiene otro reloj que marca sus tiempos y no nos dice como funciona aunque haya listillos que lo pretendan descifrar.Los humanos, por el contrario, estamos siempre buscando la forma de mejorar el mundo, aunque a veces parece que retrocedamos, pero podemos comprobar fácilmente como hemos ido evolucionando en todos los órdenes de la vida, por eso se nos llama los “reyes de la creación” en comparación con las demás especies con las que compartimos el planeta, que se han quedado estancadas y siguen haciendo las cosas como las hacían miles de años atrás. Así les va.
Lo que pasa es que no siempre acertamos con los cambios, pensamos que con aquella casa, parcela, coche, trabajo, inversión, viaje o compañía, íbamos a estar mejor y ser más felices, pero después descubrimos que aquella inversión era un fraude, aquel trabajo o negocio un fracaso y aquella persona en la que tanto confiamos y tal vez amamos, un hijo de puta. Por eso cuando aparece un líder político, pongamos Pablo Iglesias, que además, representa a las nuevas generaciones, te dice: “Nacimos para cambiar el curso de la historia política y social de nuestro país, para devolver la dignidad a nuestro pueblo…” y cosas así, es lógico que tenga muchos seguidores que lo apoyen, porque está claro que lo que tenemos está necesitado de drásticos cambios, porque mira que lo hacen mal, tío/tía; desde que hoy, en el siglo XXI, para hacerte o renovar un triste DNI o pasaporte en la capital de la marca España, esto es, en Madrid, te den un plazo de más de dos meses, aunque supongo que, como siempre, si tienes un amigo político o policía, ya sabes, hasta que no sean capaces de controlar a los chorizos que se le meten en su formación, porque la corrupción esta en su ADN, porque corrupción es también colocar a los amigos y de esto parece que no hay forma de librarse, ni aún que vengan los otros, porque decía el otro día el Sr. Monedero, uno de los fundadores de Podemos: “Una parte de la discusión dentro del partido no es ideológica sino de los que quieren mantener su puesto de trabajo” o también: “Hay gente que cree que Podemos es una agencia de colocación” ¿Les suena la canción? Por desgracia sí, la música y la letra, por eso no nos extrañe que siga habiendo una gran mayoría que se resigna con la opción de lo malo conocido, pensando en que, algún día, la vergüenza les obligue a respetar al conjunto de los ciudadanos y cambiar las cosas. No se me ocurre otra solución, a no ser la de los energúmenos, de reventarlo todo.