Opinión

Pese a todo, o quizás por ello, Feliz Navidad

Cuando llegan estas fechas son inevitables los recuerdos de otros tiempos ya lejanos en los que la Navidad marcaba las pautas en aquellos días. El ambiente navideño se notaba en las ciudades y en los pueblos, los niños cantaban villancicos y los mayores felicitaban y deseaban la paz a sus vecinos al tiempo que preparaban los regalos de Reyes tratando de pasar, dentro de las dificultades habituales, lo mejor posible aquellos días de fiesta.

También había problemas, claro está, pero al no existir tantos medios de comunicación, daba la sensación, y tal vez fuera cierto, que vivíamos en un mudo más feliz porque ahora, con tantas noticias negativas en todos los sentidos, no tenemos fácil el poder abstraernos de lo que está pasando a nuestro alrededor y no te predispone el cuerpo para villancicos precisamente, porque ya no los entiendes muy bien, los acatas, como a las sentencias, pero ya no los comprendes: Campana sobre campana y sobre campana una; la noche buena se viene, la noche buena se va, y nosotros nos iremos y no volveremos más; pero mira como beben los peces en el río; dime niño de quien eres, todo vestidito de blanco; noche de paz, noche de amor, y así. Ya no los entiendes, no los entiendes, porque cada vez hay menos hombres de buena voluntad a quien desearle la paz porque más bien parece que buscan la guerra, porque la iluminación navideña de nuestras ciudades no sabemos si es de Navidad o de carnavales, porque las campanas ya no son lo que eran y sus tañidos no siempre le sientan bien al personal susceptible, porque a Belén ya solo nos lo imaginamos entre espías y soldados alarmados y prevenidos para el enfrentamiento por las ocurrencias del Sr. Trump, porque los pastorcillos ya no tienen tiempo para visitas porque están enviando washapps a sus amigos y porque la violencia, siempre tan opuesta a la Navidad, lamentablemente se ha instalado en nuestra sociedad.

Si en un año, solamente en la escasa población de Galicia, se ponen más de 5.000 denuncias por violencia machista, cuando relativamente hace poco tiempo, estas cifras eran casi insignificantes, tendremos que llegar a la conclusión de que es urgente buscar la forma de atajar este sin sentido. El problema es que, sobre todo en las nuevas generaciones, terminan por creerse lo que le transmiten las pantallas, este es un hecho objetivo; cuando para vender un coche, un viaje, o un perfume, nos ponen siempre de ejemplo las clásicas escenas de parejitas de jóvenes ardientes, pletóricas de salud y de belleza, muy directamente le están marcando a esta sociedad juvenil , en ocasiones casi infantil, el camino para montárselo “dabuti”, nunca mejor dicho. Claro, esto sería cojonudo, pero es ficción, chico/chica, no hay “pibones” para todos/ todas, lo siento, pero al final siempre hay quien se lo cree.

En el pasado, el tema sexual entre humanos; que ya sabemos que en lo fundamental, no voy a descubrir nada, funciona igual que entre los animales que llamamos irracionales, pero que, en nuestro caso, es mucho más complejo por el componente de imbecilidad que incorporamos solo los “sapiens”;  se intentó controlar, con eficacia, hay que reconocerlo, no hay que ver más que las estadísticas, por medio de la educación religiosa, con sus pecados, premios y castigos, unido a la censura y vigilancia de las autoridades civiles y eclesiásticas, pero como esto choca frontalmente con la sagrada libertad a la que tenemos derecho en nuestra sociedad democrática, no se me ocurre otra idea, más que combatirla con los mismos medios que directa o indirectamente incitan y colaboran a un comportamiento sexual incívico. 

Yo no me perfumo, pero el día en que vea un anuncio de alguna marca en el que un chico o una chica (¿Los mayores no se perfuman?) se lo monten en soledad, con personalidad, con tranquilidad, sin complejos, porque algún día tendremos que prestigiar de alguna forma el selfi sexual, sin tener que compartirlo con nadie, tal vez me lo compre. No más mundos irreales e idílicos. Ya tenemos bastante con la lotería, excepto en Vilalba. Feliz Navidad

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