Opinión

Los políticos no son deportistas

Mejor dicho, no tienen mentalidad ni espíritu de deportista, es más, cuando un ex atleta profesional, como Roberto Sotomayor se convierte en político y se presenta en las pasadas elecciones del 28M a la alcaldía de Madrid y ni siquiera alcanza el necesario 5% de los votos para poder tener alguna opción, se pasa toda la campaña contándonos lo que va a hacer cuando llegue a ser alcalde de Madrid, es que ha perdido totalmente el sentido de la orientación y de las referencias que todo deportista debe conservar aunque sea mayor, incluso viejo, que no es el caso de este hombre joven, porque al cambio, viene a ser algo parecido a que si yo me apuntara al torneo de golf del Master de Augusta, cosa que, al menos de momento, no entra dentro de mis cálculos, me pasara las vísperas contando a los periodistas y al público en general lo que voy a hacer con la chaqueta verde que entregan al vencedor.

¡Ay Señor, Señor! Porque la principal característica de un deportista, a todos los niveles, ya sea aficionado o profesional, que haya ganado muchas medallas o quedado el último, es la humildad y el reconocimiento a los contrarios, felicitarse si ha ganado, y reconocer los errores que le llevaron a la derrota si ha perdido y ya, en plan señorial, si tiene la suficiente altura y categoría, al más puro estilo Nadal, la felicitación al vencedor.

Cuando escuchamos las declaraciones de José Luis Rodríguez Zapatero felicitándose de lo bien que han hecho las cosas, tanto él como su sucesor en el partido socialista, Pedro Sánchez, me demuestra una vez más que yo, y creo que la gran mayoría de los ciudadanos, nunca podríamos dedicarnos a la política, porque hay que tener lo que vulgarmente llamamos mucha cara para poder hablar con ese desparpajo y con esa soberbia, sin asomar el mínimo espíritu de autocrítica y repitiendo una y otra vez que ellos y solo ellos son los mejores, que ellos y solo ellos son los que han sabido afrontar todos los problemas y que gracias a su gestión hemos superado todas las adversidades. Ya no va más, 

Yo creo que esto es lo que más sentimos, lo que más nos disgusta, lo que más nos cabrea a los ciudadanos (no hace falta que aclare, como hacen pesadamente y a todas horas los que se llaman progresistas, que al decir ciudadanos incluyo a las ciudadanas, obviamente) que no nos dedicamos a la política, mejor dicho, que no vivimos de la política, pero que reconocemos que la necesitamos para organizar nuestra convivencia, por lo que se puede decir que políticos somos todos, pero sin cobrar.

El problema surge cuando esas minorías (otra vez las dichosas minorías) que viven de la política no tienen el carácter y espíritu deportivo que debe presidir toda competición, porque eso son, al fin y al cabo, las elecciones en una democracia, una competición para conseguir los votos de tus vecinos, y en una competición se puede ganar, sí, pero la mayoría, la gran mayoría, pierde, y en la política, en general, no se sabe perder.

Yo les apuntaría a un rally para que aprendieran a hacerlo, felicitando al único vencedor, sin insultos, odios ni rencores, al contrario, aplaudiéndole y entregándole un trofeo. En el Rally de Ourense, la famosa “Roda do afiador” .

También les recomendaría a los profesionales de la política que, antes de fundar un partido, fundaran una escudería, como la de Ourense, que lleva más de medio siglo trabajando en sacar adelante nuestro querido Rallly, año tras año, que es un orgullo para todos y un ejemplo de cómo se puede trabajar sin cobrar un duro y enseñando a perder, porque solamente hay un vencedor, porque en la vida, sabiendo perder, no como pasa en nuestros parlamentos, diputaciones y ayuntamientos, ganamos todos.

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