Opinión

Resignación

El día después de unas elecciones se parece un poco al del día siguiente de un sorteo de la lotería nacional, muy pocos serán los que se despierten contentos y satisfechos con los resultados obtenidos; los que han ganado seguramente esperaban hacerlo con más y mejores mayorías para no tener que compartir y discutir sus proyectos con otros partidos, y los que han perdido no podrán explicarse como sus vecinos no los han votado para organizarles la vida, sabiendo que eran los mejores.

Unos y otros/as tendrán que resignarse cómo lo hacemos todos los días la gran mayoría de los ciudadanos que no dependemos de los políticos, quiero decir que no vivimos de la política, que nuestros ingresos no dependen de los resultados que pueda tener un partido determinado como pasa, con algunas excepciones, pocas, en muchos casos, pero que sufrimos las consecuencias de su gestión, de sus programas y de sus imposiciones.

Nos resignamos al contemplar como los elegidos en estas elecciones pasan a otro nivel, ya no tienen que preocuparse, como le sucede a la gran mayoría de los ciudadanos de este país, a calcular los ingresos y los gastos para ver si pueden llegar al final de mes. Nos resignamos al comprobar que nuestros jóvenes ya no ven que el trabajo, el estudio y el sacrifico sean el mejor camino para lograr una vida mejor, que ahora los gamberros, si demuestran suficiente coraje y cara dura, pueden lograr unos ingresos del presupuesto nacional afiliándose a un partido político, no del clásico empresario que les explota, eso dicen estos predicadores.

Nos resignamos al ver que los que cobran directamente de la caja pública, organizan huelgas y tal vez tengan razón, pidiendo que les den más dinero. Sí, tal vez tengan razón, es posible que políticos, funcionarios de justicia, de sanidad, de los ayuntamientos, etc., se estén dejando la piel (está muy de moda esto de dejarse la piel) y pretendan mejores condiciones económicas, pero yo le preguntaría solamente una cosa.

Si esta gente que cobra directamente del presupuesto nacional, de esa caja pública que se nutre precisamente, de las aportaciones que genera la actividad privada, no está conforme con lo que gana y organiza huelgas reivindicando más salario. ¿ Qué no tendrán que organizar los trabajadores de esas empresas, grandes o pequeñas, a menudo vilipendiadas por los políticos, que tienen que competir, que tienen que lograr unos objetivos para poder subsistir y que cada día que pasa lo tiene más complicado?

No es extraño que surjan ahora los compradores de votos, la política, cuando se legisla en contra de la iniciativa privada, cuando se menosprecia e incluso insulta, al empresario que proyecta crear puestos de trabajo, se convierte en el mejor negocio. Que se lo pregunten a algún alcalde.

¡Vente para la política Pepe!

Te puede interesar