Opinión

Sufre mamón

Me recuerda Wikipedia que esta expresión tan sonada en los años 80/90 del pasado siglo era el título de aquella película de 1987 de Manolo Summers, protagonizada por los Hombres G, que reflejaba el estado de ánimo de un perjudicado en amores que celebraba el fracaso y la caída de quien le había propiciado su desgracia.

Extrapolando esta historia a la política actual, sin odios ni rencores, pero dolidos por el comportamiento de unas personas de distintos partidos, géneros y condiciones, que habíamos elegido ilusionados para que trataran de ayudarnos a solucionar nuestros problemas cotidianos, comprobamos que no solo no han cumplido con el mandato que les habíamos encomendado, sino que, con su comportamiento egoísta, sectarista y, en muchos casos, totalmente irresponsable, han empeorado la situación de nuestro país.

Prefiero no citar nombres ahora, todos los conocemos, pongamos aquellos y aquellas que se vieron perjudicados directamente en las recientes elecciones del pasado día 28 de mayo y que, en gran medida, no han tenido el suficiente espíritu de autocrítica para asumir que los resultados obtenidos son la clara correspondencia a lo que han cosechado con sus actuaciones respectivas durante el período en que han podido actuar de otra manera. No, no, quita, quita, al contrario, culpan y tachan de fachas y reaccionarios, de momento no les llaman delincuentes, pero todo se andará, a los millones de ciudadanos que no les han votado. Esto es increíble.

Termina uno por no saber si es preferible entenderse con un intelectual que con un patán, cuando ves los fracasos de gente preparada que se empeña en seguir por caminos que todos sabemos que no tienen otra salida que no sea el más estrepitoso fracaso. Como es el caso de Albert Rivera, que tuvo en sus manos el haber podido cambiar totalmente nuestro rumbo político, o Macarena Olona, que va ser fácil adivinar en qué va a quedar su nuevo proyecto, o Santiago Abascal y Feijoo, si no tienen la habilidad, inteligencia y humildad para poder entenderse; Ada Colau, Irene Montero, Ione Belarra, Pablo Iglesias, Yolanda Díaz o Edmundo Bal, un abogado del Estado que recomienda votar en blanco, así de complicado es el camino de la democracia, por eso la naturaleza no la quiere.

Sin contar con el caso aparte que es el de nuestro presidente de Gobierno, al menos de momento: Pedro Sánchez Castejón.

Eso es otra historia.

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