Opinión

Vuelve la matraca del AVE por Cerdedo

Desde el comienzo de nuestra vida tenemos lo que llamábamos, inocente y tranquilamente, uso de razón; digo tranquilamente porque hoy, tal como está el panorama, sobre todo cuando escuchamos a muchos líderes a los que hemos entregado el poder, nos resulta difícil saber si ese uso de razón con el que despertábamos a la vida lo seguimos teniendo o, desgraciadamente, lo hemos perdido. 

Todos tenemos proyectos, ideas y ocurrencias a lo largo de nuestra existencia en este mundo de intrigas e incertidumbres y, con el paso del tiempo, podemos comprobar que unas ideas fueron buenas, otras intrascendentes y otras fueron malas, rotundamente, sin paliativos, pero unas y otras nos han dejado marcas en nuestra vida. Cuando tenemos el poder de intervenir en un proyecto que se va a financiar con fondos públicos que, por lo visto, son los únicos negocios que “furrulan” de verdad, también podemos comprobar que unas ideas son buenas, oportunas y rentables y otras, al contrario, absurdas y perjudiciales. 

En Madrid se están desmantelando muchos pasos a distinto nivel, los llamados “scalexctric”; hace ya años, el de Atocha y recientemente en Francisco Silvela, Doctor Esquerdo, etc., y vemos que el tráfico en esas zonas no solo no se ha perjudicado, si no que ha mejorado, sencillamente, lo que indica que esas costosas obras que ese hicieron en su día han sido superfluas y perjudiciales. Pero, lejos de aprender de estos errores, alguien persigue en estos momentos un proyecto de un paso subterráneo conectado a un mega aparcamiento (sobre 1.000 plazas) en las proximidades del estadio Bernabéu. No hay que ser un profeta para adivinar que le pasará como a los “scalextric”.

La simple idea de incentivar a que la gente acuda con su vehículo a ver un partido de fútbol es un error. La entrada y salida de un aparcamiento cualquiera, aunque sea con una rotación flexible, siempre será una cosa complicada, no digamos en este caso, cuando miles de conductores quieran entrar y salir a la misma hora, un caos. Ya no quiero pensar en el apartado de seguridad, en este caso no hará falta una bomba, solo que arda un coche, aunque no sea eléctrico. 

Aquí, por nuestra sufrida tierra, el sr. Caballero, según leo en la prensa del pasado 29 de febrero, cada vez que aparece por Vigo algún personaje de su cuerda -el último, el ministro Oscar Puente- que pueda influir en que su descabellado, viejo y terco proyecto de llevar el tren de Ourense a Vigo por Cerdedo, en detrimento del recorrido, llamemos natural y habitado, por el valle del Miño, que conectaría además, con las poblaciones del norte de Portugal, tenga algunas posibilidades de salir adelante, no deja de darles la vara agasajando, presionando y dando medallas a quien haga falta, con tal de conseguir que esos previstos más de 2.300 millones salgan adelante. 

En contraste, una obra sencilla, el “by pass” de Olmedo, que permitirá la conexión del AVE con el norte sin tener que llegar a Madrid, es difícil de entender cómo no se ha aprobado antes. Tal vez sea porque el presupuesto de esta imprescindible y rentable obra apenas supera los 30 millones.

Cada día, los negocios concertados con la Administración se parecen más a los de las mascarillas en la pandemia.

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