El hecho de que los mayores. ¿Cuándo se empieza a ser anciano? Nos empeñemos en seguir celebrando acontecimientos, contingencias o efemérides que han dejado huella en nuestra vida, recordando tiempos de estudios, trabajos o, como en nuestro caso, camaradas (*) con los que hemos hecho el entonces obligatorio, servicio militar, tiene el problema que cuando se celebra la tradicional reunión anual, a veces se producen ausencias que algunos, sobre todo los jóvenes, podrán calificar de naturales; sí, de acuerdo, la muerte puede ser un hecho natural, pero a nosotros nos produce una inmensa pena el vacío que nos deja un compañero que hoy ya no está con nosotros y que todavía aparecía en la fotografía que La Región publicaba el año pasado por estas fechas de nuestro grupo en el restaurante de la entrañable plaza “Eironciño dos cabaleiros”, de tantos recuerdos.
El próximo día 17, viernes, en el restaurante “A Feiriña” en Ourense, celebraremos nuestro encuentro anual los que quedamos en activo de aquellos veinteañeros que en la ya lejana primavera del año 1962 nos licenciábamos de la mili en el viejo cuartel de San Francisco de nuestra ciudad. Estas reuniones las hacemos desde hace algunos años por iniciativa de nuestro compañero Alfonso Arias, que ha sido el catalizador necesario en cualquier aleación que se esfuerza en ir localizando a los supervivientes de aquella promoción de voluntarios. Alfonso, el hombre que susurra a los castaños allá por el Larouco y que tiene el corazón partido entre México y Galicia, tiene también una memoria prodigiosa y la paciencia de conservar nuestras direcciones y contactos para seguir haciendo posible estos encuentros. Gracias, amigo, en nombre del grupo.
Este viernes ya no estará con nosotros José Luis Alonso González que el pasado mes de septiembre nos ha dejado. Todos nos sentimos apenados por su ausencia, era lo que se dice, una buena persona, trabajador, serio, educado. En su taller de siempre, en El Puente, que heredó de su padre, Ramón Alonso, un gran maestro tornero, ha sido un ejemplo del pequeño empresario familiar, autónomo, independiente, sin complejos, que tanto se echa de menos en estos tiempos y que ha dignificado a nuestra gente por el mundo. José Luis es el prototipo de persona que puede ayudar a salir adelante a tantos jóvenes de hoy cansados de redactar CV, no creo que él haya enviado alguno en su vida, tendrán que irse olvidando de lamentaciones, críticas, protestas y pensar que sus problemas se los va a solucionar su político preferido, tendrán que “ buscarse la vida” al viejo estilo. Hablemos claro, gracias a la gente como José Luis Alonso, las cosas han ido funcionando en nuestro país, no como ahora que da la sensación de que los que no gritan, protestan, insultan o acosan, no son nada en la vida. Cuando vemos lo difícil que lo tienen los jóvenes en la actualidad, muchos con una estupenda preparación, en contraste con la vida fácil que consiguen algunos fomentando la imbecilidad, sobre todo, en versión política, acudiendo a platós, tertulias o escaños, nos produce perplejidad, ya sabemos que no se puede generalizar y que también hay gente digna en cualquier actividad, pero nunca como ahora, los violentos, imbéciles, groseros y faltones, incluso delincuentes, han tenido la oportunidad de poder competir , incluso con ventaja, con gente trabajadora, preparada, seria y honrada.
No estarás físicamente José Luis, soldado gastador, buen tío, buen tipo, pero estarás en todo momento con nosotros, dejaremos una silla vacía en la mesa para ti y para los que ya os habéis ido. Has sido un ejemplo para todos, brindaremos por ti, brindaremos por vosotros, y enviaremos un beso y un abrazo a tu querida Julita (que no es el diminutivo de Julia, que es otra mártir, la madre de Quirico) y a tus hijos Beatriz, José Luis y David con los que compartimos el orgullo de haber estado a tu lado aunque en ocasiones, solo esporádicamente.
(*) Según la Wikipedia, el término camarada, camaradería, representaba la estrecha amistad de soldados y oficiales que vivían en la misma cámara. La canción “Yo tenía un camarada” es un viejo himno alemán que se cantó mucho en nuestra guerra para testimoniar el respeto que se tenía por el camarada caído. Nuestra generación ya no fue a la guerra pero el espíritu militar todavía lo sentíamos muy cercano, era obligatorio y obedecíamos, simplemente. En nuestras marchas cantábamos:
Yo tenía un camarada/entre todos el mejor/ siempre juntos caminábamos…