Opinión

BERLUSCONI, TENDENCIA A DELINQUIR

Iniquidad: Injusticia grande, dice la Real Academia de la Lengua. Hay menos iniquidad en Italia tras la expulsión del Senado de Silvio Berlusconi por condena a más de dos años a causa del caso Mediaset de fraude fiscal, que además conllevó la retirada de todos sus títulos incluido el honorífico de 'Il Cavaliere' conseguido como galardón del mérito al trabajo.


Finalmente el poder judicial, que por una vez él no pudo comprar, le ha vencido. Ha perdido su escaño y de resultas, su inmumidad parlamentaria en la que el tres veces primer ministro se había parapetado durante más de veinte años. Político transalpinno más imfluyente desde hace dos décadas, Berlusconi había instaurado en la sociedad italiana un delicuescente estado de corrupción generalizada sin parangón en la historia del país - que ya es decir-, corrupción que lo mantuvo en el poder comprando voluntades. Sostenido elección tras elección por el voto culpable de sus conciudadanos, que algo tendrán que ver en su ascensión irresistible, convirtió la política italiana de los últimos tiempos en un verdadero patio de monipodio en el que el dinero fue rey. Sin escrúpulos ni moral, el potentado multimillonario, que 'padece una tendencia irrefrenable a delinquir' como constata la semtencia del Tribunal Supremo italiano, ha logrado el óscar a la falsedad y a la argucia. Y no cargo las tintas ni exagero lo más mínimo, reproduzco lo consignado en los medios de comunicación italianos independientes a los que accedo por las redes sociales.


Intentó por todos los medios detener su expulsión defendiéndose como gato panza arriba, pidió el indulto al presidente de la República, Giorgio Napolitano, reclamó un nuevo juicio, pretendió provocar la enésima crisis de Gobierno pero no hubo modo, esta vez fracasó en sus artimañas y, para su ignominia, fue echado del Parlamento.


La carrera de trapisondista de 'Il Cavaliere' llega a una encrucijada. Con una fortuna calculada en 7,8 mil millones de euros, posee el imperio internacional de comunicación 'Mediaset', fue tres veces primer ministro, presidente del club de fútbol de Milán y presidente del partido Forza Italia' que se integró en la coalición 'El Pueblo de la Libertad', hay que ver con que desparpajo maneja este astuto capitán de empresas periodísticas la palabra libertad. Entre una nultitud de citas machistas y homófobas, de humor cuartelero, escojo una que ldefine su engreimiento: 'Yo siempre gano, estoy acostumbrado a vencer'. Excepto ahora: el dirigente populista ha sido condenado a cuatro años de cárcel por fraude fiscal, que no cumplirá en razón de su edad pero que tendrá que compensar con trabajos para la comunidad cuya naturaleza aún no ha sido definida. Paradójica compensación: Berlusconi recibirá 180.000 euros de indemnización, amén de una renta de 8.000 euros por mes.


Esta peripecia constituye un primer serio traspiés para su trayectoria delictiva impune que podría significar el comienzo de su caída, le esperan otros cuatro procesos que van desde el soborno hasta la incitación a la prostitución de menores por el caso de la adolescente de origen marroquí Karina el Marough, 'Ruby', por el que ya fue condenado a 7 años en primera instancia.


'Addio, Silvio, addio', pensaron sus enemigos. Sin embargo, aunque atribulado y de aspecto cansado, según se pudo observar por televisión, no se dio no obstante por vencido -'mala herba non muore mai ' (mala hierba nunca muere)-. Y es que a sus 77 años acaba de declarar que ya prepara su próxima campaña electoral aunque no esté convocada ninguna elección, un nuevo acto de su particular 'comedia dell'arte' trasladada a la política.


El hombre más rico de Italia cayó por la traición de su numero dos, el ex ministro de Justicia Angelino Alfano, que fundó en disidencia el partido 'Nuevo Centroderecha' en octubre pasado con antiguos seguidores de Berlusconi. Fue por tanto una nueva relación de fuerzas en el Senado la que aprobó su expulsión y la que confirmó como primer ministro a Enrico Letta, del Partido Demócrata (PD, izquierda). Meandros de la sin par política italiana.


Política que da lugar a situaciones inéditas incluso esperpénticas como la del singular Movimiento Cinco Estrellas, de Beppe Grillo, la gran novedad a orillas del Tíber. El grupo de Grillo, que ahora votó en contra de Berlusconi, había logrado en las elecciones de febrero de 2013 convertirse en el primer partido del Congreso con 108 diputados, consiguiendo además 54 senadores, un triunfo sin precedentes que muestra el hartazgo de los italianos a la política tradicional, muy desprestigiada, y el rechazo a las medidas de austeridad recomendadas por la Unión Europea.


Grillo, actor cómico que pone en solfa la vida política de la pemínsula mediterrránea, corrosivo bloguero de gran éxito con millares de seguidores, dice no tener ambiciones políticas, le basta con denunciar la corrupción ambiente. Naturalmente, su bestia negra es Silvio Berlusconi, el corruptor por antonomasia.


Tenía razón el cineasta Nanni Moretti que en su película 'Il caimano' (El caimán), sólo distribuida en Italia, describe a un personaje, fiel trasunto de Berlusconi, que comete tropelías y desafueros sin cuento pero que finalmente termina topándose con la Justicia que le para los pies. Lo que imaginaba la ficción ha terminado por suceder en la realidad, Berlusconi desecadenó toda la violencia al ser descubierto, arremetió contra los jueces, a los que califica burdamente de comunistas, pero también contra el orden democrático en general que cree opuesto a sus intereses.


La trama de engaños y enredos de Silvio Berlusconi parecería comenzar a desenmarañarse. 'Bugie hannno la game corta' (las mentiras tienen las piernas cortas), dice un proverbio italiano. Veremos.

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