Opinión

Merkel, la severa madre de Alemania

Merkel für immer” (Merkel para siempre). A los alemanes les gustaría mantener a la canciller Angela Merkel en el poder durablemente, y aún con mayor entusiasmo a los militantes de su partido, CDU (Unión Demócrata Cristiana), que acaban de aclamarla en un congreso celebrado en Colonia con el 96,7 % de adhesión. Tal es la aceptación de los suyos, prácticamente unánime, sin desgaste alguno tras 9 años de Gobierno. 

Hoy en día existe una unión casi hipostática entre la dirigente democristiana con sus correligionarios, un “volksgeist” (alma común). En la Unión Europea (UE) Merkel ha colocado a la República Federal Alemana en la destacada posición de “primus inter pares”, la primera en todo, un recorrido sin tacha que se basó en los firmes pilares establecidos por el canciller socialdemócrata reformista Gerhard Schröder, los alemanes tienen sentido de la continuidad. Y de la alianza de los contrarios cuando la ocasión lo requiere haciendo de necesidad virtud, como ahora con la coalición entre los dos partidos predominantes: el conservador CDU y el socialista SPD . Ni Francia ni España son capaces de ello.

Los resultados ya conseguidos por Merkel rozan la excelencia. Primero y principal, se acaba de aprobar un presupuesto equilibrado de déficit cero, el primero desde 1969, un hito. También es envidiable la situación alemana en una Europa amenazada por el paro: el desempleo no pasa allí del 4,9%, porcentaje que resalta al lado del francés, de más del doble y no digamos del español, superior al 20%. En una Europa gris de gobernantes con mayorías precarias y frágiles, resalta aún más la solidez de la actual jefa de Gobierno germana, cuya popularidad sobrepasa el 67 %, según las cifras difundidas con ocasión de este congreso bianual, excepción a la regla entre los mandatarios de la Vieja Europa; sólo falta recordar que la del presidente francés, François Hollande, está por los suelos. La rivalidad entre ambas naciones, proverbial, parece inclinarse del lado alemán definitivamente con Frau Merkel.

Los diarios europeos rebosan frases y juicios que refrendan en esta situación de predominio de la que la prudente canciller tiene buen cuidado en no alardear. La Unión Europea está dirigida por el tándem germano-francés, una demócrata cristiana y un socialista, sociedad limitada de interés mutuo. 



CORRECTA VIDA PRIVADA

Angela Dorothea Merkel, de 60 años, practicante de nudismo en su juventud como se pudo apreciar por unas fotografías difundidas hace poco, de aspecto hoy en día de ama de casa, natural, casada, que lleva una correcta vida privada que arruinaría a las revistas del corazón, que vive sin lujo en un piso de Berlín sólo vigilado por un plantón de policía, le gusta hacer la compra, de sonrisa plácida en las fotografías oficiales, vestida siempre con traje de chaqueta y pantalón de colores suaves (la única coquetería que se permite es tener muchos), su único adorno al que cede suele ser un collar de bisutería, sobria y sencilla sin asomo de artificio, luterana, nacida y criada en Hamburgo, en la Alemania Oriental, doctora en Ciencias por la Universidad de Leipzig, no hace nunca gala de su gran poder, las gentes ya lo conocen. Últimamente presidió el Consejo Europeo y el Grupo de los ocho países más industrializados del mundo (G-8). Pronto se reveló como una política firme y resuelta con voluntad de acero.



LA MÁS PODEROSA DEL MUNDO 

Es la líder de facto de la Unión Europea según está admitido. Como canciller de la República Federal Alemana influyó decisivamente para que durante la crisis económica de 2008-2013 se aplicase en la Unión Europea una dura política de contención del gasto, un Pacto de Estabilidad, que ya dura y que a la postre siempre afecta a los más necesitados. Ahora estamos en otra fase de restricciones. Italia y Francia se hacen las remolonas en presentar cuentas con un déficit inferior al 3 %, España parece haber entrado en razón de la mano del presidente Mariano Rajoy, muy elogiado por Merkel, pero los españoles aún no notan en su día a día ni en la cesta de la compra las esperadas consecuencias benéficas de los recortes aplicados. En realidad, les temen más que a un nublado, como se suele decir.

No importa, la dama de hierro alemana sigue erre que erre con sus consejos de apretarse el cinturón, convencida de que es la única manera de salir del marasmo de la crisis. En inglés la llama Wikipedia “the decider”, la que toma decisiones; en francés sería “celle qui tranche” (la que resuelve); su autoridad moral y económica está muy alta, huye de las oraciones solemnes, solo habla de cosas prácticas. Ante esta prensa a sus pies, da ganas de preguntar irónicamente, ¿tiene algún defecto? En su despacho campa un retrato de la zarina rusa Catalina la Grande, personalidad histórica a la que admira esta política alemana que habla de corrido ruso e inglés. La revista Forbes la considera como la mujer más poderosa del mundo en la actualidad.

Ahora bien, Alemania no es jauja ni Merkel vive como Alicia en el País de las Maravillas. Lejos de pensarlo, la canciller redobla su cautela. La deuda alemana asciende a 7 mil millones de euros; los llamados "minijobs" ofrecen salarios de miseria y no fijos a los empleados; uno de cada seis alemanes vive al borde de la pobreza, es decir alrededor de 13 millones (16,1%); Alemania acaba de aprobar por primera vez el salario mínimo interprofesional (1.445 euros, 8,5 euros la hora) que se implantará en 2005...

En todas partes cuecen habas. Sus conciudadanos denominan afectuosamente a Merkel "muther" en diminutivo, la madre de Alemania, y los menos entusiastas la apodaron "la señora No" por su oposición empecinada a un plan de ayuda en la Unión Europea. 

Para acabar con una nota amable, su marido, el químico Joachim Sauer, fue bautizado como "el Fantasma de la Ópera", porque sólo se le veía con ella en los conciertos. Humor alemán.

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