Se libró de lo de su piso de protección oficial luego vendido porque las cosas burocráticas son siempre muy liosas, y tienen muchos recovecos legales que permiten hacer lecturas variadas, aunque, siendo francos, estéticamente quedó feo feo y obligó a todo su partido a hacer malabares para defenderle, pero ya queda en el debe del portavoz de Podemos en el Senado, Rafael Espinar. En una imagen que vale más que mil palabras, Espinar ha sido fotografiado con dos botellas de Coca Cola días después de que su partido pidiera que la Cámara Alta prohibiera la venta del refresco en sus dependencias, por el incumplimiento de una sentencia favorable a los trabajadores. Ha pedido disculpas claro y se ha defendido diciendo que hasta el agua embotellada pertenece a esa compañía. Pero ¡hombre!, si el agua del grifo de Madrid es de buenísima calidad.
