Opinión

Aventura

Bien está lo que bien acaba y si los quince turistas españoles atrapados en Etiopía han logrado volver a España después de haber estado cercados por los enfrentamientos entre el ejército y una facción rebelde hay que felicitarse. La cuestión es qué hacían en esa zona y qué les movió a viajar a ese lugar sabiendo la inestabilidad en la que se vive en el país. Por supuesto tenían toda la libertad para decidir viajar a donde quisieran y que ahora se sientan molestos, algunos, porque la embajada de España en el país no les mantuviera debidamente informados, pero desde luego, si se trasladaban en autobús para huir de las balas y finalmente fueron evacuados por un helicóptero militar etíope seguro que no fue por los buenos oficios de la agencia de viaje con la que habían contratado el viaje turístico, sino por la intervención de los gobiernos de España y Etiopía. Además, no hace falta que el Ministerio de Exteriores desaconseje viajar a determinados países, sino que también lo desaconseja el sentido común. Existe un turismo de riesgo, de guerra, de catástrofes y de aventuras de lujo que acaban mal. Sus caprichos luego hay que pagarlos con los recursos de todos.

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