Opinión

Burocracia

Puede que fuera una ensoñación, pero tengo en la cabeza el runrún de que Pedro Sánchez, en su discurso de investidura, se comprometiera a que se iba a regularizar la situación, que volverían a funcionar de manera adecuada los servicios oficiales, que solicitar una cita previa para resolver los asuntos de forma presencial volvería a ser una posibilidad factible, que se acabarían las llamadas interminables en las que la respuesta final es “llame usted mañana” porque la agenda para los próximos días, semanas y meses está repleta, o que la solución es acudir a otra localidad cercana. Las dificultades son todavía mayores cuando para realizar las gestiones se pide el DNI electrónico, el certificado digital, o estar registrado en el sistema cl@ve, con lo que la brecha entre los nativos digitales y los mayores analógicos se agranda. El teletrabajo está muy bien, pero ese beneficio no puede consolidarse a costa de la salud y la paciencia de quienes necesitan realizar trámites con rapidez.

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