Opinión

Cámaras

Cuando un maletilla salta al ruedo a tratar de arrancar algún pase a un morlaco, las cámaras apuntan al tendido que protesta por la intromisión en la corrida. Cuando un espontáneo irrumpe en un campo de fútbol, interrumpe el juego y se da unas carreras por el césped hasta que es reducido por los servicios de seguridad, las cámaras apuntan a los jugadores que miran cariacontecidos a que se reanude el partido. Que no se vea como acaba la secuencia no quiere decir que sus protagonistas no vayan a ser acusados de lo que corresponda por sus acciones ilegales. Cuando unos desaprensivos independentistas catalanes vierten aceite o colocan chinchetas en la carretera como acto de protesta a que la Vuelta ciclista a España pase por Cataluña poniendo en peligro la integridad de los deportistas y son detenidos, no lo son por “indepes”, sino como presuntos delincuentes que ponen en riesgo la vida de los deportistas. Por supuesto que ese tipo de acciones deben ser conocidas y denunciadas, pero cuanta menos publicidad se les dé es mayor el fracaso de su acción.

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