Opinión

Césped

Salvo en algunas regiones y dentro de ellas algunos lugares, el césped en los jardines, sobre todo en los privados, es un lujo que el país de la sequía no se puede permitir. Los ayuntamientos de las zonas con sequía declarada han comenzado a multar a quienes riegan sus praderas y llenan las piscinas. La picaresca como en todo es abundante pero los medios técnicos cada vez más sofisticados permiten detectar a los incumplidores. España no es Gran Bretaña, y una pradera de césped consume muchísima más agua que las plantas autóctonas acostumbradas a climas rigurosos, pero tienen menos glamour para quienes prefieren la ostentación a cualquier precio. La utilización de drones en la vigilancia para un buen uso del agua choca con el derecho a la intimidad. Nuevamente colisionan derechos y obligaciones que no tendría que producirse si todo el mundo cumpliera su obligación.

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