Suena a los años de la posguerra, del desarrollismo o del subdesarrollo, a pobreza de la de antes y a la energética de ahora. Por ese motivo, cuando se produce alguna muerte por monóxido de carbono procedente de un brasero de cisco, o de picón, vienen a la memoria esos tiempos que se suponían pasados, pero que siguen entre nosotros porque hay personas que buscan calentarse con el medio más barato posible, aunque pueda suponer un riesgo para sus vidas, porque la muerte dulce les alcance por la mala combustión del cisco ante la que resulta casi imposible reaccionar a tiempo. El brasero de cisco mata por el monóxido de carbono y porque para manejarlo es precisa una cierta habilidad, o poque se incendian las faldas de la mesa camilla. En Linares acaban de fallecer tres personas, dos adultos y una adolescente porque el brasero no tiraba bien. Cada año se producen incidentes de esta naturaleza que certifican que los pobres tienen menos esperanza de vida, que la pobreza adelanta la muerte.
