Unas veces tanto y otras tan poco. Los policías de Estados Unidos tienen el gatillo fácil como se demuestra cada vez que matan a un negro que se les resiste mínimamente, o que trata de huir porque sabe de su brutalidad y porque no tienen en cuenta que las vidas negras también importan. Se podrá decir que sus actitudes tienen más de cobardía, por el uso de la fuerza indiscriminado que de valentía. Pero para cobardía la demostrada por los policías de distintos cuerpos que entraron en la escuela de Uvalde donde un joven de 18 años mató a diecinueve niños y a dos profesoras. Un vídeo del pasillo del colegio demuestra cómo, a pesar de estar armados hasta los dientes y protegidos por chalecos antibalas y escudos, salen corriendo al escuchar unos tiros que parecen dirigidos contra ellos, y cómo tardan más de una hora en intervenir para acabar con la masacre por el método habitual que es matar al tirador. Cobardes los que matan a inocentes y cobardes los que no los saben defender.
