Opinión

Coherencia

Tiene toda la pinta de que se comió el marrón. Una niña murió asesinada en una parada de autobús en la ciudad alemana de Braunschweig, así que cuando se produjo la desaparición de Petra Pazsitka, en el mismo lugar un año después, se atribuyó a la segunda actuación de un mismo asesino. Tiempo después se detuvo a un joven que confesó ser el autor de la muerte de la niña, al que le cargarían el mochuelo en un dos por uno y caso resuelto aunque el cadáver de Petra nunca apareció. Después de treinta años, la mujer llamó a la policía para denunciar un robo en su domicilio de Dusseldorf y ahí se descubrió el pastel. Petra, que huyó de su familia por causas que no se han explicado, ha dicho que no quiere volver con ellos. Coherencia al menos no le falta.

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