Vivienda y empleo. O viceversa. Ambos son los factores esenciales para que los jóvenes se puedan independizar y para que cualquier persona pueda vivir de manera digna. Pero hay vivienda y trabajo con los que no es posible vivir dignamente. Lo peor es que hay pisos y trabajos que se publicitan en portales de viviendas o por redes sociales que son escandalosamente precarios. En Madrid se alquila, y no por un precio barato, un cuchitril de seis metros cuadrados, o un “dúplex” al que hay que escalar por una escalera pegada a la pared. O hay un empresario de hostelería que ofrece un trabajo de 14 horas seis días a la semana por mil euros. Es muy probable que ambos pisos no cumplan las condiciones de habitabilidad, y como esos, otros muchos que se alquilan, y lo del trabajo es esclavismo. Si parece evidente que en ambos casos hay infracciones flagrantes de las normas no se entiende que los servicios de inspección correspondientes no actúen de oficio para acabar con las irregularidades.
