Opinión

Debates electorales

Cuando no había debates televisados o se escatimaban, se ponía el grito en el cielo y se afirmaba que esta era la forma de acabar con algo tan antiguo y obsoleto como los mítines. Ahora que por lo menos se han podido ver tres en televisión y muchos más por otros medios, hay quien dice que hay inflación de debates y que vaya coñazo. De los “cara a cara” se decía que eran encorsetados y que se echaba de menos viveza y agilidad. Después del celebrado el lunes se reprocha a los contendientes que se interrumpieran demasiado y lo convirtieran en un guirigay. Y lo mismo del moderador: si interviene mucho y controla los tiempos, que es un mandón y corta el rollo; y si se inhibe, que es un muerto. No es por ponerse trágico, pero otra vez los dos de todo.

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