El mundo del deporte esta desatado. Los récords caen de cuatro en cuatro. Atletas, gimnastas, tenistas. En unos casos como en el del keniata Eliud Kipchoge que ha bajado de los dos minutos en el maratón se ha logrado con muchas ayudas, liebres, medios técnicos, zapatillas voladoras. Pero las piernas han sido las suyas. Nada que objetar. Menos aún con el récord del maratón, este sí homologable, de Brigid Kosgel, también keniata que ha bajado de las dos horas y 15 minutos batiendo un récord de hace 16 años, de esos que se consideraban eternos. Simone Veil con 25 medallas de oro en los mundiales de gimnasia, ha superado en dos a otro mítico gimnasta Vitaly Scherbo, y como es joven todavía puede ampliar más la distancia porque es una deportista inconmensurable. Y Cory Gauff, una tenista con quince años y siete meses, acaba de convertirse en la campeona más joven de un torneo de la WTA en Linz, después de demostrar que su carrera puede durar mucho tiempo.
