Seis ministros de Sanidad desde que triunfó la moción de censura son muchos ministros. Sirva que dos de ellos tuvieron que lidiar con una pandemia nunca vista, Salvador Illa y Carolina Darias, pero ambos fueron relevados para ocupar puestos en listas electorales. La sanidad es uno de los pilares del Estado de bienestar cuya competencia está transferida a las comunidades autónomas y al Ministerio de Sanidad le corresponden labores de vigilancia y de coordinación. El último ministro de Sanidad, José Miñones, apodado el Breve –lo mismo que Héctor Gómez en Industria- ha sido relevado por Mónica García y el ministerio ha pasado a estar bajo la esfera de Sumar. Esto supone que cualquiera que tuviera alguna ilusión porque la sanidad privada adquiriera algún tipo de privilegio puede ir abandonándola porque se va a primar a la sanidad pública, con la apuesta por la atención primaria y por unas listas de espera razonables. Al menos al ser de Sumar tiene garantías de que Sánchez no la despedirá.
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