Los policías tienen dos métodos de investigación que suelen ser casi infalibles, "cherchez la femme", o l'homme, por la cosa no discriminatoría, el sexo en definitiva, y seguir la pista del dinero. Así se encuentra a la gran mayoría de los culpables. Los delincuentes, o presuntos delincuentes si todavía no tienen sentencia firme, tienen otro método casi infalible para tratar de eludir que el peso de la ley caiga sobre sus costillas: las culpas al muerto. El pobrecito, lo saben sus señorías, no se puede defender y salvo al honor familiar ya nada le afecta. Por eso Luis Bárcenas a la hora de tratar de defenderse de la que le ha caído por la "caja b" del PP, acreditada en la sentencia en primera instancia del "caso Gürtel", dice que él era solo el amanuense, el que tenía por oficio escribir al dictado, y que quien le mandaba que recogiera la financiación ilegal del PP, la "contabilidad extracontable", que dice Bárcenas, era el fallecido tesorero de Génova, Álvaro Lapuerta: el muerto.
