Opinión

Entierro

Los países que pueden gastan inmensas cantidades de dinero en la investigación espacial para que el hombre pueda vivir fuera de la atmósfera terrestre. Se trata sin duda de un esfuerzo de los que conducen a la melancolía porque ninguno de los habitantes actuales, ni de los de sus próximas generaciones, verá cómo se instala alguien a vivir o malvivir fuera de la tierra por mucho dinero que se invierta. Mientras que es muy difícil que los vivos puedan vivir en el cosmos, los muertos lo tienen más fácil, y por ahí puede ir el negocio espacial, en enviar un gramo de cenizas al espacio, al precio de 2.000 euros por mantenerlas en órbita un tiempo, o 12.000 porque reposen en la superficie lunar, -más el incremento del IPC-, porque alguna rentabilidad a corto plazo habrá que sacar a unas inversiones millonarias. Dado que será muy difícil que se establezcan colonias habitables, sostenibles y autogestionadas, la superficie lunar o cualquier otra planetaria al menos puede ser utilizada como camposanto.

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