Los fotógrafos, los cámaras, se creen que sus instrumentos de trabajo tiene un poder taumatúrgico que les protege de todo lo que ocurre a su alrededor y que les permite dedicarse a captar ese instante decisivo, creyéndose inmunes. Los fotógrafos no pueden permitirse pensar y actúan por instinto. “Si tu foto no es demasiado buena es porque no estabas demasiado cerca”, dijo Capa. Burhan Ozbilici, fotógrafo de la agencia de noticias Associated Press (AP), que ha captado el asesinato del embajador ruso en Turquía no pensó. Actuó. Porque si no hubiera disparado él mientras el asesino blandía la pistola habría dejado de ser fotógrafo en ese mismo momento. Le salvó su instinto de supervivencia y el escudo de su cámara.
