El desconcierto en el PP es tan grande que se dice que el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha pedido explicaciones a los dirigentes de su partido por el hecho de que Vox les haya dejado solos a él y a su candidata a la presidencia del Congreso, Cuca Gamarra, y que haya salido de la sesión constitutiva de la Cámara baja con menos apoyos de los que entró. La secuencia está clara, Junts, el partido del prófugo Carles Puigdemont y ERC acuerdan votar a favor de la candidata socialista, Francina Armengol y por tanto la candidata popular no tiene ninguna posibilidad de ganar la carrera. Entonces, el PP decide quedarse con los cuatro puestos que le corresponden en la Mesa del Congreso y no compartir uno de ellos con Vox. Hay que preguntarse si Feijóo conocía ese último movimiento, y si no lo ordenó el mismo, quién lo hizo. La consecuencia es que Vox se ha cogido un cabreo monumental y que va a someter al PP a la misma tortura que Junts a Sánchez, y no le dirá si le presta su apoyo hasta después de decírselo al rey Felipe VI. Al PP le fallan sus estrategas y eso que Feijóo presume de estar rodeado de políticos de altura.
