Opinión

Estrellas

Dicen aquellos que un día decidieron adquirir un barco que fueron tan felices el día que lo compraron como el día que lo vendieron, debido sobre todo al alto coste de su mantenimiento, el pago del atraque, el combustible, las averías. En esa singladura, por supuesto que se disfruta y perder el barco causa nostalgia. Algo parecido pasa con las estrellas Michelín, el máximo reconocimiento que puede obtener un chef en aprecio de su cocina. Pero ha habido cocineros galardonados que han trabajado mucho, han estudiado, han investigado para conseguir una, dos, o tres estrellas, que luego, cuando han perdido alguna o todas, han respirado, se han sentido aliviados y se han liberado de la presión para recuperar la ilusión. Y como en el caso de los barcos, habrán tenido buenos momentos, han disfrutado de la fama y el reconocimiento, pero se han dado cuenta de que la vida es lo que pasa cuando se está fuera de los fogones.

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