Opinión

Evolución

Uno de los presupuestos de la teoría de la evolución elaborada por Charles Darwin afirma que la función crea el órgano, que a fuerza de repetir durante miles de años un mismo trabajo se perfecciona el órgano para llevarlo a cabo. La diferencia en el pico de los pinzones es la demostración empírica. Pero lo dicho, tienen que pasar miles de años para que esos cambios se inscriban en el ADN de una especie y se transmitan de padres a hijos. Esta ley de la evolución, sin embargo, no opera en Hollywood. En el divorcio de Kevin Costner de su esposa Cristina Baumgartner, con la que tiene tres hijos de 16, 14 y 13 años, los abogados de la mujer llegaron a pedir una pensión mensual para su alimentación de 120.000 euros mensuales, porque “la vida de lujo la llevan los chavales en el ADN”. Pero como se sabe desde Darwin eso no puede ser, no les ha dado tiempo para que la función cree el órgano de comer o de vestir o de gastar tanto y la forma de vida regalada que han llevado hasta ahora. Lo que sí puede ocurrir es que los chavales sufran un retroceso evolutivo porque van a contar, según los jueces, con la mitad del dinero que pedía su madre a su padre.

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