Estados Unidos es el país en el que hay más filántropos por millón de millonarios, dedicados a ceder parte de su riqueza, a devolver a la sociedad una pequeña parte de lo que recibieron de ella, según suelen afirmar. Bill y Melinda Gates son uno de los principales filántropos decididos a tapar los huecos que deja el multimillonario que se encuentra al frente de su país que ha decidido suprimir las aportaciones a la OMS, porque considera que tiene carácter prochino y que no ha estado a la altura de las circunstancias a la hora de abordar la pandemia del Covid-19. En nuestro país el principal filántropo es Amancio Ortega, a escala más modesta que los Gates, con sus aportaciones de material de última generación a la sanidad publica y otras más modestas pero igualmente necesarias. La filantropía no es que las empresas cambien sus líneas de producción y las adecuen a las necesidades del momento. Los filántropos donan sin contrapartidas y de esos en España hay pocos, muy pocos para el nivel de riqueza alcanzado en los últimos años y la proliferación de ricos que han crecido o se han hecho más ricos al calor de la crisis económica.
