Opinión

Fraga

El 17 de enero de 1966, se produjo uno de los incidentes nucleares más graves en tiempo de paz, o de guerra fría, cuando un un avión cisterna y un bombardero B-52 estadounidenses colisionaron en el aire durante una maniobra de reabastecimiento. sobre la pedanía almeriense de Palomares. El entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, y el embajador de Estados Unidos en España, Angie Duke, se dieron un chapuzón en las aguas de la localidad para demostrar que eran seguras. Cincuenta y siete años después ha sido el primer ministro de Japón, Fimio Kishida, quien ha hecho “un Fraga” y ha comido pescado y marisco de las aguas de Fukushida, después de que se autorizara el vertido de agua radiactiva al mar procedente del desastre de la central nuclear cercana. Si con el baño de Fraga hay dudas sobre dónde fue realmente, que el “premier” japonés haya enviado un video diciendo que lo que come es pescado de la zona no despeja ninguna duda, y sabiendo como se las gastan los políticos de todo el mundo, cuando se trata de preservar la economía del país, más que conjurarlas no hace sino acrecentarlas.

Te puede interesar