En democracia las formas son muy importantes, casi tanto como el fondo de las cuestiones que se abordan. Siempre resulta difícil determinar quién es el primero que quiebra las formas y como llegados a determinado punto es imposible recomponer la buena educación institucional. La presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso está muy disgustada porque el Ministerio de Transporte no la ha invitado a la inauguración de los viajes del AVE a Asturias por unas razones que no han convencido a la lideresa madrileña y que golpe por golpe, ha decidido no invitar a Pedro Sánchez a ningún acto de la Comunidad de Madrid. La presidenta madrileña está ofendidita por el desplante y se olvida de que unas horas antes había denunciado al Gobierno ante el Tribunal Supremo por una cuestión de aguas porque considera que el Ejecutivo quiere matar de sed a Madrid, una exageración tan del gusto de Ayuso que es el martillo de herejes de Pedro Sánchez. Para seguir haciendo méritos, por si acaso.
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