Opinión

HERENCIAS

No hace mucho tiempo los progenitores caídos en desgracia dejaban a sus hijos en herencia las deudas de la hipoteca para que terminaran de pagar la casa. Ahora ni eso. El banco se la queda en el momento en que dejas de pagar tres cuotas y te envía a engrosar la lista de desahucios que ya frisa el medio millón. Aún antes, la familia que le venían mal dada solía dejar a sus deudos el loro y la tortuga, dos animales muy longevos acostumbrados a sobrevivir a sus dueños. Los loros pueden volver a ponerse de moda si se extiende que son capaces de razonar como los niños de tres años y acertar en cuestiones relacionadas con su supervivencia. O sea, como los políticos que solo saben de tijeras.

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